Scalabrini-Ortiz-Raul-El-Hombre-Que-Esta-Solo-Y-Espera-PDF
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*LA PATRIA. — Dignifiquemos la palabra patria.<br />
Dejémosla que en el reposo se empape nuevamente<br />
del espíritu de la tierra. <strong>El</strong> que la enuncie<br />
para disimulo de sus intereses personales, el que<br />
la pronuncie como tapujo de sus conveniencias de<br />
gremio, de querellas económicas o en simples discordias<br />
entre el capital y el trabajo debe ser condenado<br />
a cien tundas en las nalgas.<br />
*MEDIODÍA. — <strong>El</strong> hombre va con su misericordia<br />
junto al sol que se derrama en la calle,<br />
junto al hombre que se escabulle del hombre, como<br />
la sombra de su propio destino. Va con su<br />
espíritu incógnito, refregándose al ras de las casas,<br />
en el mediodía luciente, entre muchachas joviales,<br />
modistas y escolares que no envejecen. Está<br />
solo en su soledad, y ya no es nadie y espera el<br />
tranvía y la muerte en una esquina cualquiera.<br />
Mediodía del hombre, tumba de sus deseos, fruto<br />
escéptico. Sus apeteceres le aniquilan y le marcan<br />
en el lucero diurno, entre el rodar de los ómnibus,<br />
el pasaje de los autos, en la calle que las ausencias<br />
pueblan y donde el hombre es nadie, uno<br />
cualquiera que va con su chamberguito gris, su corbata<br />
barata, su traje desdibujado, su charol económico.<br />
Nadie bajo el sol que es de todos, sobre<br />
la impiedad del granito que holla y es eterno.<br />
<strong>Solo</strong> y en todos —como el sol.<br />
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