Scalabrini-Ortiz-Raul-El-Hombre-Que-Esta-Solo-Y-Espera-PDF

Recommendations

Info

mieron. Las mujeres desaparecieron de las calles. Los polizontes perseguían a las que se arriesgaban a deshora por ellas y exorcizaban los rincones en que unas pocas mercenarias abastecían caricias. La vida doméstica se acordó a este ritmo de ascetismo. Todo contacto de sexos, todo candor fue proscripto si comprendía alguna familiaridad. Las distracciones, los recreos fueron desbaratados, sino prohibidos abiertamente. No se bailaba ni se cantaba. El baile llegó a ser sinónimo de licencia y disolución. Las familias que abrieron sus salones, ocasionalmente, se vieron conminadas a clausurarlos, acobardadas por las tropelías de la muchachada, de los “patoteros”. El “patotero” era un hombre que no sabía divertirse. Se embriagaba y hacía barbaridades. El baile fue oficialmente penado. Se votaron impuestos inhibitorios para los restaurantes que permitieran bailar a sus parroquianos. La ciudad enmudeció. Las expresiones de felicidad fueron desestimadas. No había teatros ni cinematógrafos. El tintineo de una carcajada sonaba a provocación, en un local público. La ciudad había intimado a todos sus habitantes su voluntad subconciente de recogerse y meditar. Nadie salía del perímetro de la ciudad. Se cerraron los accesos al campo. Se cortaron la vista y el uso del río, parapeteado detrás de los sauzales de Palermo y de los depósitos de la aduana. Sólo los chicos, raboneros veían el agua. 41
Sin embargo la ciudad no se quejaba. Parecía plácida, bienaventurada en su beatería, y estaba retorciendo sus vísceras, masacrando su población, amasándola sin distinción, en un mismo bolo alimenticio. Nadie pensaba en la felicidad individual. Los habitantes se disgregaban en la preocupación colectiva. La ciudad llamada versátil desenvolvía su voluntad implacable, y en treinta años pasmosos y crueles enderezó el derrotero porque le había desviado la pujanza de la horda inmigratoria. Veamos qué trastornos, qué cambios provocó en el hombre el terrible estertor de la ciudad. 42
Page 2 and 3: El hombre que está solo y espera R
Page 4 and 5: ¡ C R E E R ! He allí toda la mag
Page 6 and 7: LA GOTA DE AGUA Acuidad avizora y v
Page 8 and 9: de su cielo demasiado. Con virgen e
Page 10 and 11: LOS OJOS INFIDENTES Toda referencia
Page 12 and 13: mo frente a una mujer bonita, el po
Page 14 and 15: UN OLVIDO DEL EGOÍSMO Hay otro esc
Page 16 and 17: militar en campos sociales adversar
Page 18 and 19: Ser “falluto”, infiel a los com
Page 20 and 21: sola manzana puede inferir el régi
Page 22 and 23: dumbres de varones que escuchan un
Page 24 and 25: Hombre de Corrientes y Esmeralda. E
Page 26 and 27: tiempos sin utilidad material, hend
Page 28 and 29: LA TIERRA INVISIBLE Pero hay una tr
Page 30 and 31: nura. “Todo pasa” dicen los cua
Page 32 and 33: perfil de las poblaciones ni las te
Page 34 and 35: los primeros contingentes con una s
Page 38 and 39: LAS VIDAS QUE SE ESCURREN Anacoreta
Page 40 and 41: no era, y no es, para él, una noci
Page 42 and 43: nos reveló el misterio de una sole
Page 44 and 45: ñistas sin remilgos. Una camarader
Page 46 and 47: nales y diques, importaron máquina
Page 48 and 49: del Hombre de Corrientes y Esmerald
Page 50 and 51: No le pregunta ni le recrimina nada
Page 52 and 53: no es suya y en cuyos negocios de n
Page 54 and 55: tención: “Caramba. Me parece que
Page 56 and 57: en su lógica conceptual una negaci
Page 58 and 59: traman contra el “hongo soltero
Page 60 and 61: nas perceptible, un lastre sentimen
Page 62 and 63: liaridad de conciencia del Hombre d
Page 64 and 65: DELEGACIÓN DE UN DESTINO La natura
Page 66 and 67: todo porteño debe cumplir la funci
Page 68 and 69: dículo es la que generalmente endo
Page 70 and 71: ientes y Esmeralda, como si hubiera
Page 72 and 73: da por ligera envidia. Pero el port
Page 74 and 75: ambicioso ni le torturan emulacione
Page 76 and 77: LA APOSTASÍA INTELECTUAL Lo esenci
Page 78 and 79: que en las empretinadas comedias qu
Page 80 and 81: al espíritu porteño. Estas no son
Page 82 and 83: un cuerpo, pero no pudo torcer la v
Page 84 and 85: ciencia de la multitud sabe que lo
Page 86 and 87:
ciones; soberbia, valerse de los ho
Page 88 and 89:
EL PATRÓN DE SÍ MISMO Ya en las r
Page 90 and 91:
presunciones inicuas y mitos de leg
Page 92 and 93:
juez que está blindado en el senti
Page 94 and 95:
En este juego traslaticio, única a
Page 96 and 97:
cualquier individuo destacado de es
Page 98 and 99:
sin desdecirse de los afectos que p
Page 100 and 101:
el cumplimiento de órdenes superio
Page 102 and 103:
EL MILLONARIO INGÉNITO Dos efectis
Page 104 and 105:
mola ni el más pequeño de sus ant
Page 106 and 107:
La tarea más seductora para el por
Page 108 and 109:
les abonarán, no irían hasta la p
Page 110 and 111:
ico que Ford. Y con los pesos de Fo
Page 112 and 113:
tivo tradicional. Más puede, por e
Page 114 and 115:
lo menos, un centenar, sino más, d
Page 116 and 117:
hombre porteño no juzga a sus seme
Page 118 and 119:
Presionados, sus sentimientos se fi
Page 120 and 121:
se anega. Su sentimiento se exacerb
Page 122 and 123:
LIBRETA DE APUNTES Esto es más vid
Page 124 and 125:
Tenía un pestañeo incómodo. El p
Page 126 and 127:
ta. ¿Quién será ¿Adonde irá Se
Page 128 and 129:
todo a la fidelidad de su espíritu
Page 130 and 131:
tes, como un hombre a la hora de la
Page 132 and 133:
lica o cuántos millones exactos de
Page 134 and 135:
poso del hombre. Si habláremos por
Page 136 and 137:
*REVISIÓN. — La calle de la infa
Page 138 and 139:
lado el cuerpo de una mujer. Ver en
Page 140 and 141:
tillos llenos de sol. Eran casas ba
Page 142 and 143:
me encomia, porque he logrado decir
Page 144 and 145:
Pero los individuos ¿son más feli
Page 146 and 147:
*LA PATRIA. — Dignifiquemos la pa
Page 148 and 149:
*JUEGO. — El jugador porteño es
Page 150 and 151:
*RELOJERÍA. — Todos los sistemas
Page 152 and 153:
*DELINCUENTE. — Un crimen, un rob
Page 154 and 155:
CONNOTACIÓN DE FUGACIDADES En el s
Page 156 and 157:
Un niño construye en la playa un c
Page 158 and 159:
Partiste de la infancia y fuiste ma
Page 160 and 161:
ACENTOS DE UNA SOLEDAD Devotamente,
Page 162 and 163:
Lo por decir enmudece en mis labios
Page 164:
Este libro que compendia los sentim
show all

Scalabrini-Ortiz-Raul-El-Hombre-Que-Esta-Solo-Y-Espera-PDF

Create successful ePaper yourself

Delete template?

Save as template?