Scalabrini-Ortiz-Raul-El-Hombre-Que-Esta-Solo-Y-Espera-PDF
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EL PRIMER JUICIO MORTAL<br />
Cada europeo es una boca por donde se<br />
enuncian los preceptos, no una conciencia que<br />
opta en el momento en que se decide. Por eso<br />
los hombres se canjean sin que las instituciones<br />
sufran. Entre un gobierno conservador y un gobierno<br />
socialista no hay más diferencia que un medio<br />
por ciento en la renta de algunos títulos.<br />
<strong>El</strong> <strong>Hombre</strong> de Corrientes y Esmeralda es un<br />
ser que ha incorporado a su economía el sentimiento<br />
de la muerte. No de una muerte emblemática<br />
y abstrusa, sino de una muerte que está en<br />
él, que le envejece. Este sentimiento invalida los<br />
veredictos terminantes a que la inteligencia es propicia.<br />
Una conciencia que se sabe perecedera, no<br />
puede ser concusa. Solamente puede considerarse<br />
infalible el que ha olvidado que se muere. Fenecer,<br />
no ser eterno, es falta más grande que errar.<br />
<strong>El</strong> europeo juzga como si fuera eterno. <strong>El</strong> porteño<br />
no puede. En cada juicio en que el porteño usa<br />
una legalidad europea, su criterio va con un reparo<br />
inexpresado que se oculta en los recovecos de<br />
su conciencia. Ese reparo, que es admonición ape-<br />
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