Scalabrini-Ortiz-Raul-El-Hombre-Que-Esta-Solo-Y-Espera-PDF
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*JUEGO. — <strong>El</strong> jugador porteño es un sórdido<br />
atesorador de sensaciones. Ninguno de ellos codicia<br />
dinero, aunque todos hablan de él como del<br />
objeto de sus devaneos. Todos los timberos tienen<br />
la certeza de que en el juego no harán fortuna.<br />
Un carrerista sabe que al final de las ocho<br />
reuniones el Jockey Club les ha substraído más<br />
del cincuenta y cinco por ciento del dinero jugado,<br />
pero ellos no buscan dinero. “Hermano,<br />
dice uno. No hay emoción parecida al de una llegada<br />
en que los burros se acercan al disco apareados...”<br />
Hablan de sus emociones y no de sus<br />
peculios.<br />
*DOMINGO. — <strong>El</strong> domingo porteño es triste-<br />
mente célebre por su tedio. Ahora por lo menos,<br />
están los profesionales del fútbol.<br />
*ALEGRÍAS. — Ese miope porteño era un defraudador.<br />
Se recreaba con la policromía de los<br />
letreros luminosos y no veía las letras. Todos los<br />
porteños son algo miopes para las cosas que no<br />
llaman sus sentimientos. <strong>El</strong> introductor del Yum<br />
Yum, goma de mascar, hizo una propaganda de<br />
todos los diablos. Gastó un dineral. Todo Buenos<br />
Aires se divirtió a su costa, comentando el<br />
asunto; pero el introductor fundió hasta el úl-<br />
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