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Scalabrini-Ortiz-Raul-El-Hombre-Que-Esta-Solo-Y-Espera-PDF

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LA APOSTASÍA INTELECTUAL<br />

Lo esencial de la vida porteña, su hálito<br />

ingénito y peculiar, es una incorporeidad recubierta<br />

y tejida en órdenes europeos. No es extraño,<br />

pues, que los hombres más seriamente clasificados<br />

en la vida social no sean exponentes de<br />

la invisible pulsación porteña. Al <strong>Hombre</strong> de Corrientes<br />

y Esmeralda es raro encontrarlo en las<br />

altas esferas. Lo porteño no impetra comandancia<br />

sobre los demás hombres. Lo porteño fluctúa en<br />

sí mismo y va a la deriva de lo aleatorio, oculto<br />

en su propio relieve, como una ola entre olas, como<br />

una nube entre nubes y su fisonomía más típica<br />

puede ser uno cualquiera del montón, un estudiante,<br />

un mozo de café, un empleadito... <strong>El</strong> que<br />

entra en componendas de ambición y calcula o<br />

premedita sus conveniencias renuncia en ese momento<br />

al depósito del realengo espíritu porteño.<br />

Escindido del pueblo de donde salió, el ambicioso<br />

se encastilla en su propia ambición. Se descarría<br />

de los ímpetus que, hasta entonces, enquiciaron<br />

sus gestos, y destila en sus gabinetes, no la tos-<br />

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