Scalabrini-Ortiz-Raul-El-Hombre-Que-Esta-Solo-Y-Espera-PDF
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EL DESTRUCTOR DE ESPEJISMOS<br />
En su afán de verificar los conceptos y<br />
definiciones por sí mismo y en sí mismo, el<br />
hombre porteño no repara en vallas ni precave<br />
malentendidos. Va decididamente a su objeto,<br />
cualesquiera sean los desbarajustes que ocasione.<br />
La vocación de sus sentimientos es irreflexiva. Pocas<br />
elaboraciones humanas resisten la acometida de<br />
esa inusitada corrosión. Las bambalinas de la estulticia<br />
se derrumban, los espejimos se evaporan.<br />
Pocos símbolos salen airosos de la refriega. La<br />
mayoría se deforman y ahuecan, como naranjas<br />
exprimidas: pulpa reseca y sin jugo. Así, mide<br />
en él mismo, el coraje, la fama, el éxito. Una a una<br />
va desflecando las banderas conductoras, los grandes<br />
signos de la cultura europea. Las deshilacha,<br />
y las arroja desdeñoso cuando no les halla vivencia<br />
activa.<br />
La Tradición, el Progreso, la Humanidad, la<br />
Familia, la Honra ya son pamplinas, que en el<br />
sentimiento del hombre porteño no sirven ni para<br />
gallardetes de club náuticos. “Tradición” no tiene;<br />
de la familia se mofa en las chácharas de café,<br />
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