Scalabrini-Ortiz-Raul-El-Hombre-Que-Esta-Solo-Y-Espera-PDF
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Un niño construye en la playa un castillo de<br />
arena: es su ofrenda al mar. La marea alta llevará<br />
sus formas al horizonte inmóvil de las tardes y<br />
sus materiales a otros niños. Un transeúnte halla<br />
vanidad en mentar lo efímero de esa construcción,<br />
que nadie quiso eterna, y no aprecia que tan<br />
pueril y transitorio como el castillo es el pensar<br />
de su destino... y menos bello. ¿Por qué hablar<br />
del castillo si el transeúnte piensa en él mismo<br />
y no en el castillo.<br />
Me intriga con frecuencia el origen de la tenaz<br />
oposición de mis deseos y de las realidades que<br />
pudieran satisfacerlos. Podría descubrirlo remontando<br />
mi recuerdo hasta las ya secas fuentes de<br />
mis sentimientos y de mis primeros juicios. Y<br />
¿quién justificará después el empleo abusivo de<br />
lo que ya no me pertenece ¿quién me dirá la<br />
palabra buena que aduerma los remordimientos<br />
de un depositario infiel ¿Quién sofocará el somatén<br />
de los días redivivos y frustrados<br />
A cambio de un relato fastuoso, diste tu especia<br />
más sutil al viandante que una tarde cruzó tu<br />
aldea. Desde entonces vas y vienes, trabajas y te<br />
ríes, pero envidias el humo de la chimenea y el<br />
destino de las nubes que parten al país del pasa-<br />
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