Política y derecho: retos para el siglo XXI
Política y derecho: retos para el siglo XXI
Política y derecho: retos para el siglo XXI
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
moderado, de reconocer un estado de naturaleza donde <strong>el</strong> hombre es<br />
libre <strong>para</strong> disfrutar de placeres inocentes y, además, mantiene dos poderes:<br />
<strong>el</strong> de hacer todo lo que le parezca oportuno <strong>para</strong> la preservación<br />
de sí mismo y de otros, dentro de lo que permite la ley de la naturaleza<br />
15 ; y <strong>el</strong> de castigar los crímenes cometidos contra esa ley. “A ambos<br />
poderes renuncia <strong>el</strong> hombre cuando se une a una [...] sociedad política,<br />
y se incorpora a un Estado se<strong>para</strong>do d<strong>el</strong> resto de la humanidad” 16 . Pero<br />
las construcciones contractualistas, partiendo de situaciones diferentes,<br />
llegan a un mismo de encuentro: entre <strong>el</strong> estado de naturaleza y <strong>el</strong><br />
pacto que crea <strong>el</strong> poder organizado d<strong>el</strong> Estado sólo existe una manifestación<br />
jurídica de voluntad.<br />
El constitucionalismo, en definitiva, planteaba <strong>el</strong> control d<strong>el</strong> poder centralizado<br />
d<strong>el</strong> Estado moderno. Para <strong>el</strong>lo, tanto Locke como Hobbes, a<br />
diferencia de Rousseau, establecieron <strong>el</strong> origen d<strong>el</strong> poder político en <strong>el</strong><br />
Derecho. Partieron de la base de que <strong>el</strong> estado de naturaleza había sido<br />
siempre así, y no se preguntaron si existió un estado de pre-naturaleza<br />
o, <strong>para</strong> ser más exactos, un estado real de naturaleza, que podría haber<br />
existido, porque en algún momento, siquiera en <strong>el</strong> alba de los tiempos<br />
y por omisión, los hombres apostaron por un determinado tipo de<br />
poder que promovía la desigualdad –Hobbes– o la igualdad –Locke–.<br />
Ése, y no aquél, era <strong>el</strong> origen de la política. Circunstancia de la que<br />
Rousseau se percató con claridad.<br />
El origen d<strong>el</strong> poder político <strong>para</strong> Rousseau no es <strong>el</strong> Derecho, sino un<br />
hecho: la aparición de la sociedad civil después de la creencia de que<br />
existe un <strong>derecho</strong>, en concreto <strong>el</strong> <strong>derecho</strong> de propiedad, que necesitará<br />
ser garantizado colectivamente. La primera parte de su Discurso sobre<br />
<strong>el</strong> origen de la desigualdad entre los hombres se refiere exclusivamente a<br />
la forma de vida de este verdadero estado de naturaleza, donde nadie<br />
tiene poder sobre nadie y, por lo tanto, no existe la política. La segunda<br />
parte, donde explica cómo se forma la sociedad civil, no puede co-<br />
15<br />
Y -añade Locke-,” si no fuera por la corrupción y maldad de hombres degenerados,<br />
no habría necesidad de ninguna otra sociedad, y no habría necesidad de<br />
que los hombres se se<strong>para</strong>sen de esa grande y natural comunidad ” (Locke, John,<br />
Segundo Tratado sobre <strong>el</strong> gobierno civil. Alianza, Madrid, 1990, p. 135).<br />
16<br />
Ibid., pp. 135 y 136.<br />
114 <strong>Política</strong> y <strong>derecho</strong>: <strong>retos</strong> <strong>para</strong> <strong>el</strong> <strong>siglo</strong> xxi