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136 BOLETÍN DE LA ACADEMIA COLOMBIANA<br />
Hacía algunos años que Ernesto Rasch de la Torre estaba encargado<br />
de manejar la hacienda de Hato Grande en las inmediaciones de<br />
Chiquinquirá, que pertenecía a una distinguida familia de alta categoría<br />
en Bogotá. Él era hijo de Dn. Carlos Rasch, sobrino del Vicepresidente<br />
de la República encargado del despacho, Dn. Miguel Antonio Caro<br />
Tovar y sobrino, además, de Eustacio de la Torre Narváez.<br />
Rasch tenía buena presencia, tocaba instrumentos, y cantaba muy<br />
bien, pero las malas lenguas decían que era vanidoso y mujeriego... y<br />
que se jactaba de que todas enloquecían por él.<br />
Antecedentes<br />
Cuando acudió el padre de Julia al llamado alarmante de su hermana<br />
Belén, Rasch de la Torre llegó inmediatamente a saludar al Dr.<br />
Fernández. Tres días después, y en un baile en honor de Julia, sucedió<br />
que el joven pretendiente se presentó con capa española terciada al<br />
estilo de Bolívar y, ofreciéndole el brazo a Julia, la paseó por el salón.<br />
Esta, en uno de sus improntus, lo hizo objeto de sus espontáneos<br />
comentarios, diciéndole: «Solamente le hace falta una espada y altas<br />
botas, para quedar como un completo caballero de la edad media.»<br />
Los presentes comentaron entre risas este oportuno apunte, que vino<br />
a originar graves molestias más tarde. Y la tía doña Belén, que estaba<br />
también en ese festejo social, arrancó rudamente las flores con que<br />
Julia adornaba su pecho, ante el asombro y desconcierto de la joven.<br />
Como saldo de esta reunión, corrieron diversos rumores sobre los<br />
altercados promovidos entre algunos de los invitados de alcurnia y que,<br />
a su final, varios de los jóvenes fueron a parar a la cárcel, de la cual<br />
salieron a las pocas horas con fianza y comprometiéndose a no seguir<br />
adelante en la pelea.<br />
Al siguiente día de ocurrido lo anterior, sale Fernández con sus hijas<br />
para Gachetá, y Rasch pide permiso al padre de Julia, para acompañarlos<br />
un trecho del camino... este conviene.<br />
Dos o tres leguas más adelante, Rasch comenzó a hablar seriamente<br />
con él, y la pidió en matrimonio. Fernández aceptó, pero cuando consultó<br />
con Julia, esta lo rechazó con todas las fuerzas de su corazón, y<br />
dijo a su padre que ella sólo podría amar a Alejandro.