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DÍA DEL IDIOMA 143<br />
ña en describir el estado psicológico del protagonista principal de su<br />
novela, pero señala claramente tres aspectos fundamentales que lo<br />
caracterizan: su identidad, su personalidad y su verdad.<br />
La identidad es la integridad de la persona, que de acuerdo a los<br />
psicólogos se establece durante los tres o cuatro primeros años de la<br />
vida y no cambia a lo largo del tiempo. En don Quijote, su identidad le<br />
permite ser siempre caballero andante.<br />
La personalidad es el conjunto de los componentes que se integran,<br />
para formar la organización psíquica y biológica de los individuos:<br />
su carácter, anhelos y creencias, y su temperamento. La<br />
personalidad de don Quijote cambia de acuerdo a las diversas circunstancias<br />
de su vida: unas veces es el caballero de los leones, otras<br />
el caballero de la Triste Figura, en ocasiones el enamorado platónico<br />
de Dulcinea del Toboso y otras más, el valeroso guerrero defensor de<br />
las viudas y niños desvalidos o el pastor Quijotiz que hubiera querido<br />
ser al final de su existencia.<br />
La verdad en don Quijote se refleja en las cosas que ve o experimenta;<br />
en las ventas que se transforman en castillos o en los gigantes que eran<br />
solo molinos de viento. En el campo de lo espiritual, se encuentra plenamente<br />
en su «verdad caballeresca» que era su única realidad psíquica.<br />
Don Lorenzo, el hijo de don Diego de Miranda, el caballero del verde<br />
gabán de la segunda parte de la obra, confundido al ver cómo hablaba<br />
y actuaba don Quijote, se expresa así: «Es un hidalgo entreverado lleno<br />
de lucidos intervalos» y añade, «lo que hablaba era cuerdo, lo que hacía<br />
era disparatado y loco».<br />
Cervantes publicó la primera parte de su obra en 1605 y la segunda<br />
en 1615, después de aparecer un libro de Fernández de Avellaneda<br />
que pretendía ser la continuación de la obra de Cervantes. Desde entonces,<br />
algunos escritores de otros lugares y otras épocas, han intentado<br />
«apropiarse» de don Quijote y Sancho. Don Miguel de Unamuno,<br />
por ejemplo, en su Vidas de Don Quijote y Sancho 2 , y don Juan Montalvo<br />
en su libro Capítulos que se le olvidaron a Cervantes 3 , expresan su indeclinable<br />
afecto por la figura de don Quijote, a la vez que dejan ver<br />
2 Vidas de Don Quijote y Sancho. Miguel de Unamuno. Madrid.<br />
3 Capítulos que se le olvidaron a Cervantes. Juan Montalvo. Quito,