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BOLETÍN DE LA ACADEMIA COLOMBIANA<br />
Saint Lazare, pisé tierra parisiense, creí hallar suelo sagrado» (Darío por<br />
Darío, www).<br />
Finalmente, el 13 de agosto de 1893 llegó a Buenos Aires, ciudad<br />
que le causó una honda y grata impresión. Continuando con su relato:<br />
«Heme aquí, por fin, en la ansiada ciudad de Buenos Aires, a donde<br />
tanto había soñado llegar desde mi permanencia en Chile. Los diarios<br />
me saludaron muy bondadosamente. La Nación habló de su colaborador<br />
con términos de afecto, de simpatía y de entusiasmo, en líneas<br />
confiadas al talento de Julio Piquet. La Prensa me dio la bienvenida,<br />
también en frases finas y amables, con que me favoreciera la gentileza<br />
del ya glorioso Joaquín V. González» (Darío por Darío, www).<br />
En 1895 continúa el relato «Vino la noticia de la muerte del doctor<br />
Rafael Núñez y pocos meses después recibí nota de Bogotá, en que se<br />
me anunciaba la supresión de mi consulado. Me quedé sujeto a lo que<br />
ganaba en La Nación y luego a un buen sueldo que, por inspiración<br />
providencial, me señaló en La Tribuna su director, ese escritor de bríos<br />
y gracias que se firmaba Juan Cancio y que no es otro que mi buen<br />
amigo Mariano de Vedia» (Darío por Darío, www).<br />
En 1896 publicó en Buenos Aires: Los raros, y, sobre todo, Prosas<br />
profanas y otros poemas, el libro con el que logró la consagración<br />
definitiva de Darío como líder de los poetas de lengua castellana<br />
integrantes del Modernismo literario. Es, inicialmente, una colección<br />
de 33 poemas en las que la presencia de lo erótico es más importante,<br />
y del que no está ausente la preocupación por temas<br />
esotéricos (como en el largo poema «Coloquio de los centauros»).<br />
En este libro está ya toda la imaginería exótica propia de la poética<br />
de Darío: la Francia del siglo XVIII, la Italia y la España medievales, la<br />
mitología griega, etc.<br />
Darío llegó a España por segunda vez en 1898 enviado por el diario<br />
La Nación para informar a sus lectores sobre la reacción española al<br />
desastre del 98 y la perdida de las últimas colonias ultramarinas, de<br />
inmediato se dio a retratar el panorama nacional en una serie de perspicaces<br />
artículos que más tarde recogería en España contemporánea.<br />
Crónicas y retratos literarios (París, 1901).<br />
En España, Darío logró despertar la simpatía de los jóvenes poetas<br />
defensores del Modernismo. Entre estos jóvenes modernistas estaban<br />
Juan Ramón Jiménez, Ramón del Valle-Inclán y Jacinto Benavente. (Este