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BOLETÍN DE LA ACADEMIA COLOMBIANA<br />
En 1912 aceptó la oferta de los empresarios uruguayos Rubén y<br />
Alfredo Guido para dirigir las revistas Mundial y Elegancias. Para promocionar<br />
estas publicaciones, hizo una gira por América Latina, visitando,<br />
entre otras ciudades, Río de Janeiro, São Paulo, Montevideo y Buenos<br />
Aires. Fue también por esta época cuando el poeta redactó su autobiografía,<br />
que apareció publicada en la revista Caras y caretas con el título<br />
de La vida de Rubén Darío escrita por él mismo; y la obra Historia de mis<br />
libros, muy interesante para el conocimiento de su evolución literaria. En<br />
su autobiografía, Darío tiene la altura y la nobleza de no mencionar nunca<br />
a quienes lo maltrataron, lo ofendieron o le hicieron daño.<br />
Tras romper su contrato con los hermanos Guido, regresó a París, y,<br />
en 1913, viajó a Mallorca invitado por Joan Sureda, y se alojó en la<br />
cartuja de Valldemosa, en la que se habían hospedado Chopin y George<br />
Sand, unos años atrás. En esta isla empezó Rubén la novela El oro de<br />
Mallorca, que es, en realidad, otra autobiografía novelada. Allí se acentuó<br />
el deterioro de su salud. En diciembre regresó a Barcelona, donde<br />
se hospedó en casa del general Zelaya, quien había sido su protector<br />
mientras fue presidente de Nicaragua. En enero de 1914 regresó a París,<br />
donde pleiteó largamente con los hermanos Guido, que aún le debían<br />
una importante suma de sus honorarios. En mayo se instaló en<br />
Barcelona, donde dio a la imprenta su última obra poética de importancia,<br />
Canto a la Argentina y otros poemas, que incluye el poema laudatorio<br />
del país austral que había escrito años atrás por encargo de La<br />
Nación. Su salud estaba ya muy deteriorada: sufría de alucinaciones, y<br />
estaba patológicamente obsesionado con la idea de la muerte.<br />
En 1915, Darío decidió regresar a su tierra buscando la paz y el descanso,<br />
puesto que en Europa se vivían agitados tiempos de la Primera<br />
Guerra Mundial. Murió el 6 de febrero de 1916, pocas semanas después<br />
de haber cumplido cuarenta y nueve años de edad. Sus exequias<br />
duraron ocho días y sus honras fúnebres fueron acompañadas por delegaciones<br />
de toda América y Europa. Fue sepultado en la colonial catedral<br />
de León, como Príncipe de la Iglesia, con honores de Estado, el<br />
domingo 13 de febrero.<br />
4. Amistad con Vargas Vila<br />
En 1917, Vargas Vila publica el libro titulado Rubén Darío, que muchos<br />
consideran grandioso anecdotario que se dedica a ensalzar la<br />
imagen del poeta genial y amigo, a quien siempre quiso y ayudó, al