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BOLETÍN DE LA ACADEMIA COLOMBIANA
veces y que siguió añadiéndole párrafos después de 1604 o 5, para
completar así un total de tres mil ochocientos ochenta versos.
Es importante resaltar también la observación según la cual
Shakespeare, inicialmente actor de sus propias obras, sentía una especial
atracción por la representación de papeles de ancianos; de manera
que personificó al espectro del padre de Hamlet y al Rey Lear.
Shakespeare revisionista: lo ético y la autoconciencia
Una de las inquietudes centrales de Bloom en sus análisis del
Shakespeare revisionista, es pensar sobre la misma trascendencia de
Hamlet. El inicial, «un vengador mañoso», puede ser clasificado dentro
de la categoría del héroe villano. Sobre él se sabe más bien poco.
¿Sobrevivía heroicamente o moría como murió el Hamlet de 1601, se
pregunta Bloom y a ese drama, más bien, se le debería haber llamado
La venganza de Hamlet, mejor que La trágica historia de Hamlet, príncipe
de Dinamarca? Lo que le da una categoría trágica al Hamlet revisado
es su muerte; el Amleth de Belleforest era simplemente un cómico
tramposo que se fingía loco para recuperar el trono. Antes del Hamlet
revisado de 1601, los personajes de Shakespeare tienen un fuerte
acento cómico; entre ellos figuran los protagonistas de Enrique V. Sabemos,
entonces, que el último Hamlet se distingue por su gran amor
al padre, aunque no se nos dice que hubiera amado a nadie más. La
sucesión de hechos trágicos desencadenados por su venganza es larga:
asesina a Polonio cuando se hallaba escondido tras un tapiz en el
cuarto de su madre, confundiéndolo, supuestamente, con un animal
rastrero; acosa cruelmente a la enamorada Ofelia y la induce al suicidio.
Envía a la muerte también a Rosencrantz y Guildenstern al huir
de su propia muerte durante su viaje a Inglaterra. Mata a Laertes en
un duelo, lo mismo que a Claudio. Aun así, incluso si Hamlet es un
héroe villano, sigue siendo –dice Bloom– «el héroe de la conciencia
occidental». Y luego añade: «La interiorización de la persona es una
de las grandes invenciones de Shakespeare, en particular porque vino
antes de que nadie estuviera preparado para eso. Hay una creciente
persona interior en el protestantismo, pero nada en Lutero nos prepara
para el misterio de Hamlet; su verdadera interioridad permanecerá» 2 .
2 Bloom, Harold. Shakespeare, La invención de lo humano, Barcelona, Editorial Anagrama,
2014, pág. 485.