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HOMENAJES 69
identificación con Hamlet no ha sido exclusiva de uno de sus grandes
estudiosos y admiradores: Sigmund Freud, sino que ha sido un fenómeno
mundial que trasciende a los europeos de todas las razas y a una
gran cantidad de personas en diferentes momentos históricos y en
distintas latitudes.
Pero este problema de las identificaciones va más allá, al parecer de
Bloom, de un hecho frío y casual. Si la humanidad ha podido identificarse
con Hamlet y amarlo, es porque justamente lo ha podido perdonar
y ver en el a un romántico. Porque el dolor de Hamlet ha traspasado
las barreras del duelo por la muerte del padre; es una angustia general
debida, no solo a la descomposición de Dinamarca, sino a «la enfermedad
espiritual de este mundo». Hamlet buscó siempre una conciencia
libre para hallarla quizás solo en Horacio.
Falstaff y Hamlet
Es, en esa conducta trasgresora, en esa audacia verbal, en su capacidad
para fingirse loco, es en todo ello, señala Bloom, donde se encuentra
un cierto parecido con otro de los más sobresalientes
personajes de Shakespeare, sacado del drama de Enrique IV. El gran
Falstaff, su igual y al mismo tiempo su antítesis. Como lo observó
Swinburne, Falstaff y Hamlet son las dos más grandes conciencias en
Shakespeare. «La diferencia es que Falstaff se ríe a menudo de todo
corazón, lleno de fe a la vez en el lenguaje y en sí mismo. La risa de
Hamlet puede enervarnos porque sale de una total falta de fe, a la vez
en el lenguaje y en sí mismo». 11 .
Y «El puro regocijo de Falstaff queda contrariado por el extraño humor
macabro de Hamlet, que lanza estocadas a la vez contra la mortalidad
y contra nuestras pretensiones». 12 –Añade Bloom–. Falstaff, villano
de tiempo completo, como el autoconsciente Hamlet, son jugadores.
¿Qué mayor juego que contratar unos actores para que representen la
escena de la muerte del padre de Hamlet de la manera más veraz, mientras
el príncipe se encarga de observar la expresión de los reyes para
entrever su reacción? El mismo diálogo previo a la representación entre
Hamlet y los actores, es un juego de ingenio y picardía y más aún, el
diálogo entre Ofelia y Hamlet, que establece una distancia y revela por
11 Ibidem pág. 486.
12 Ibidem pág. 470.