271-272
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
60<br />
BOLETÍN DE LA ACADEMIA COLOMBIANA<br />
delicadeza y grosería, las que edifican el mundo correspondiente. De<br />
intrigas incesantes, de hombres que representan mujeres y mujeres que<br />
actúan como hombres, de teatro dentro del teatro, y de la maquinaria<br />
chirriante del poder destrozando en sus crueles engranajes tanto a los<br />
usurpadores como a los legítimos herederos.<br />
Porque Shakespeare vivió entre el catolicismo fanático de María Tudor<br />
y el régimen puritano fundamentalista de Cromwell e Isabel I, la reina<br />
virgen, con su estado policial. Era hijo de un guantero que traficaba<br />
con lana en el mercado negro y se casó con Ana Hathaway, que le<br />
llevaba ocho años. Lo intrigante es que un buen día, después de haber<br />
escrito treinta y siete obras, deja Londres y se refugia en su campo natal,<br />
donde había invertido, en tierra y casa, cuanto había ganado.<br />
Se entrega a pleitos de linderos, jueces y notarías, mientras su legado<br />
se esparce por el mundo: todos somos Hamlet, el rey Lear, el celoso<br />
Otelo y tanto Ariel como Calibán en La Tempestad. Somos cuerpos, a<br />
veces deformes, al igual que espíritus aéreos. La música nos hace compañía,<br />
pero el silencio también revela oscuras verdades. El silencio y la<br />
música de Shakespeare aún vigente, en comedia o tragedia.<br />
En 1980, Jorge Luis Borges publicó un cuento titulado La memoria<br />
de Shakespeare. El protagonista es el profesor emérito Hermann<br />
Soergel, quien ha dedicado su vida al estudio del gran escritor inglés y<br />
a quien un insólito cruce de circunstancias, dignas de un cuento oriental<br />
de Kipling, le ha deparado un privilegio: la memoria de Shakespeare;<br />
memoria que, poco a poco, irá suplantando la suya. Pero a medida que<br />
su pasado se borra ante la paulatina invasión de las circunstancias de<br />
Shakespeare –salpicadas de algunas pinceladas autobiográficas del<br />
propio Borges– siente que puede estar perdiendo la razón. Decide entonces<br />
ofrecer ese don a cualquiera que lo acepte, y así procede.<br />
Pero la memoria de Shakespeare, de alguna forma, ya ha conquistado<br />
el mundo. Ya lo hizo con Víctor Hugo, en su libro sobre Shakespeare,<br />
con Charles Baudelaire al recomendar ese libro (el de Víctor Hugo sobre<br />
Shalespeare), en el tercer centenario de su nacimiento, un 23 de<br />
abril, en carta al director de Le Figaro: «un poeta cuya grandeza hace<br />
cosmopolita».<br />
Así podríamos seguir, podría de las películas de Kurosawa sobre textos<br />
de Shakespeare en el Japón feudal, o con ese tremolar dramático<br />
de los gallardetes en las cargas de caballería, o la sugerente Shakespeare