Antología. XII Curso-Taller Estatal del Educador Popular. 2015
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XII CURSO TALLER ESTATAL DEL EDUCADOR POPULAR 2015
sacar la falsa conclusión de que Marx
defiende aquí el practicismo
objetivista al ultranza, la acción por la
acción orientada siempre hacia el
impacto en la realidad existente sin
equilibrio alguno tanto con la guía
teórica que dirija la práctica como las
realidades subjetivas que, quiérase o
no, están siempre presente,
incrustadas en lo “objetivo”. De hecho,
se trata de la misma cuestión en el
fondo porque, desde la perspectiva
marxista, la teoría siempre tiene un
componente “subjetivo” en su sentido
más consciente, es decir, en cuanto
teoría destinada a mejorar la lucha
comunista, lo que exige una praxis
diaria con sus sacrificios.
Vamos a centrarnos, en primer lugar,
por este componente de “subjetividad”
como concepción del mundo, de
voluntad revolucionaria que se hace
inseparable de la propia elaboración
teórica. En 1867 Marx respondió a una
pregunta realizada por Meyer: “¿Qué
por qué nunca le contesté? Porque
estuve durante todo este tiempo con
un pie en la tumba. Por eso tenía que
emplear todo momento en que podía
trabajar para poder terminar el
trabajo al cual he sacrificado mi salud,
mi felicidad en la vida y mi familia.
Espero que esta explicación no
requiera más detalles. Me río de los
llamados hombres “prácticos” y de su
sabiduría. Si uno resolviera ser un
buey, podría, desde luego, dar la
espalda a las agonías de la humanidad y
mirar por su propio pellejo. Pero yo me
habría considerado realmente no
práctico si no hubiese terminado por
completo mi libro, por lo menos en
borrador”. Marx se refiere a que, por
fin, ha concluido el primer libro de El
Capital, así como a que ha almacenado
muchos borradores manuscritos para
libros posteriores.
Como se aprecia, Marx distingue dos
clases opuestas de “práctica”: la de los
bueyes, es decir, intelectuales
burgueses que sólo miran a su propio
pellejo, y la de quienes asumen toda
serie de sacrificios porque se niegan a
dar la espada a las agonías de la
humanidad. Él se sitúa en esta segunda
“práctica” que, en su caso,
simultaneaba a lo largo de su vida una
dialéctica muy estrecha entre el
trabajo intelectual y el trabajo
práctico expresado en sus
innumerables relaciones con grupos y
movimientos revolucionarios. Como
síntesis de ambos trabajos resultaba
su praxis científico-crítica. Aunque
No es en la resignación en la que nos afirmamos, sino en la rebeldía frente a las injusticias. Paulo Freire
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