Antología. XII Curso-Taller Estatal del Educador Popular. 2015
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XII CURSO TALLER ESTATAL DEL EDUCADOR POPULAR 2015
poco tiempo los esclavistas romanos
debieron suavizar la explotación
inhumana. Nunca lo hubieran hecho sin
aquella lucha. La dialéctica expresa la
experiencia de las masas oprimidas al
respecto, y la eleva al rango teórico: la
violencia es la partera de la historia y
si bien hay algunas experiencias de
mejoras sociales obtenidas por
métodos pacíficos hay que decir que,
por un lado, son las mínimas, pocas
gotas de agua en los océanos de las
luchas; y, por otro lado, que esas
gotitas muy frecuentemente han sido
facilitadas por la astucia preventiva y
reformista de algunas fracciones de
las clases propietarias, astucia
destinada a cambiar algo insustancial
para que no cambiase nada sustancial.
El reformismo, que siempre ha
existido bajo muchos ropajes,
absolutiza estas muy reducidas
experiencias, las saca de contexto
sociohistórico y las eterniza, mientras
niega la contundente lección histórica
sobre el fracaso del pacifismo.
Muchas clases propietarias han
comprendido que el reformismo puede
mantenerse como eficaz instrumento
de alienación y poder si dividen a las
masas explotadas, si crean en su seno
nuevas estructuras de injustita o si
refuerzan y adaptan que nos permite
pasar a la tercera lección de la
dialéctica como arma revolucionaria.
La tercera lección de la dialéctica
sostiene que la explotación de la mujer
fue la “primera división en clases”, el
acto explotador inicial a partir del
cual se desarrollarían, en términos
generales, el resto de dominaciones,
opresiones y explotaciones. Este
“acto” que resume un largo período
evolutivo, consistió en la
transformación de la mujer en un
polivalente, especial y cualitativo
instrumento productivo, el único que
puede crear fuerza de trabajo en su
esencia biológica, además de otras
formas de trabajo, desde el afectivo y
emocional una vez mercantilizado
directa o indirectamente, hasta el
sexual, pasando por el resto, el
agrario, industrial, doméstico, etc.
Muy pronto, la minoría propietaria se
dio cuenta que los hombres explotados
olvidaban su situación real, se
solidarizaban con los hombres
explotadores y se comportaban
sumisamente bajo su dominio si, por
debajo de ellos, existían mujeres a las
que oprimir globalmente, sobre las que
descargar todas las rabias,
frustraciones e impotencias de los
No es en la resignación en la que nos afirmamos, sino en la rebeldía frente a las injusticias. Paulo Freire
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