Informe del CG - IFAD

Señor Presidente:
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Declaración hecha en nombre de la Alta Comisionada
de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR)
por el Representante del ACNUR en Roma
Es para mí un placer hacer uso de la palabra, en nombre de la Alta Comisionada de las
Naciones Unidas para los Refugiados, ante el Consejo de Gobernadores del Fondo en su 21° período
de sesiones. Durante el año pasado se han tomado medidas importantes y positivas para intensificar la
colaboración entre la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados
(ACNUR) y el FIDA. Deseo referirme a algunas de ellas, pero también a ciertos retos con que se
enfrentan nuestras organizaciones en las actividades que realizan en la esfera humanitaria.
En lo que concierne al ACNUR, el año pasado se ha registrado una disminución del número
total de refugiados y de otras personas de que se ocupa la Alta Comisionada. De hecho, se han
solucionado finalmente algunos conflictos civiles de larga data en distintos continentes, lo cual ha
permitido a los refugiados volver a sus países y zonas de origen. Al mismo tiempo, el ACNUR se ha
enfrentado en otras regiones a algunos de los problemas más difíciles de su historia, particularmente
en la región de los Grandes Lagos. A este respecto, la Alta Comisionada ha reflexionado
profundamente sobre el dilema de cómo garantizar la observancia de los principios humanitarios y
alentar su respeto, atendiendo a la vez a las legítimas preocupaciones de los Estados.
El ACNUR también ha hecho frente al reto de la reforma institucional mediante el proceso de
cambios iniciado en 1996, que actualmente se está ejecutando y consolidando. Ese proceso está en
consonancia con el programa de reformas establecido por el Secretario General de las Naciones
Unidas en 1997 y refrendado por la Asamblea General el mismo año. El ACNUR considera ese
programa de reformas como una tendencia positiva muy necesaria hacia la racionalización de los
recursos y el aumento de la eficacia del sistema de las Naciones Unidas. Ello permitirá que sean
previsibles las actividades y los servicios de las Naciones Unidas en las distintas esferas de acción,
inclusive en los sectores humanitario y del desarrollo, de los cuales se ocupan el ACNUR y el Fondo,
respectivamente.
El ACNUR y los organismos que se ocupan de las cuestiones de desarrollo, como el FIDA,
atribuyen cada vez más importancia a la cooperación operacional mutua, la cual debe intensificarse
aún más. Esta cooperación se ha desarrollado tanto en los países de asilo como en los de origen. El
proyecto de actividades generadoras de ingresos para los refugiados y de rehabilitación de pastizales
en Khorasan meridional, en el Irán, comporta, a la vez, actividades generadoras de ingresos y
preocupaciones ambientales, y es un buen ejemplo de cómo el ACNUR ha dejado de lado el
planteamiento “tradicional” de la asistencia a los refugiados, con el apoyo de los organismos
especializados y de programas como el FIDA. La orientación concreta del ACNUR es ahora
aumentar la capacidad de subsistencia en las zonas que acogen a refugiados. En los países de origen,
el ACNUR y el FIDA también colaboran en un intento de lograr que la reintegración de los
repatriados sea una solución viable y contribuir con ello a la consolidación de la paz en esos países.
Más concretamente, se ha examinado extensamente la continuación de nuestros vínculos en el Malí
septentrional a fin de preservar los progresos logrados en el marco del programa de reintegración del
ACNUR y el Programa de Seguridad Alimentaria y de Ingresos de Kidal del Fondo. En el caso de
Malí,