Informe del CG - IFAD

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Todo lo que favorece a la agricultura es favorable para el desarrollo económico: esta es la
enseñanza que nos ha transmitido la historia económica de los tres últimos siglos.
A este respecto, la creación del FIDA, a raíz de la Conferencia Mundial de la Alimentación
celebrada en Roma en 1974, fue una feliz iniciativa, derivada de una voluntad doble:
− el deseo de reciclar una parte de los mayores ingresos de los países exportadores de
petróleo después del alza de los precios de este recurso en 1974;
− la voluntad de los países en desarrollo de paliar la impotencia de la FAO durante las
graves crisis alimentarias de los años setenta.
No obstante, lo que hace que el Fondo no sea un organismo internacional más, sino una
institución de carácter original al servicio del desarrollo agrícola, es el mandato sencillo y preciso que
se le ha confiado:
COMBATIR EL HAMBRE Y LA POBREZA RURAL EN LAS REGIONES DE BAJOS
INGRESOS Y CON DÉFICIT ALIMENTARIO DE TODO EL MUNDO
El propósito del FIDA es combatir el hambre crónica y persistente, que debilita y mata a
40 000 personas todos los días, semana tras semana, mes tras mes.
El Fondo centra su acción en la lucha contra la pobreza, cuya necesidad y urgencia las deja
ver claramente la mundialización de la actividad económica; así se manifiesta, a escala mundial y en
la esfera de la agricultura, el objetivo que tienen hoy día todos los países: el combate contra la
exclusión que afecta, en un mundo cada vez más interdependiente, a una parte importante de la
población mundial.
Con todo, el carácter original de la acción del FIDA tiene también que ver con los métodos
que utiliza, los cuales ilustran lo que podrían llamarse los aspectos microeconómicos del desarrollo
agrícola. La preocupación esencial del Fondo es la activa participación de la población rural pobre en
su propio desarrollo. No son las cantidades globales - producción, exportaciones, ingresos mundiales
- las que interesan en primer lugar, sino los hombres y las mujeres que viven en condiciones de
pobreza. La filosofía que inspira a esa población es la de la autoayuda y también la búsqueda de la
“promoción a nivel de base”.
La Organización presta ayuda a los proyectos elaborados por grupos de campesinos,
artesanos o pescadores a nivel de aldea y alienta el desarrollo de las pequeñas explotaciones.
También favorece las tecnologías sencillas, que exigen inversiones módicas y son capaces de
mejorar la productividad y aumentar con ello los recursos de los interesados.
El método que aplica el Fondo tiende a producir un desarrollo continuo y sostenible basado
en la determinación de las necesidades de las personas o de grupos pequeños, la utilización de sus
conocimientos y aptitudes, y el fomento de los medios de subsistencia tradicionales y de prácticas
eficaces de gestión de los recursos. Se trata pues de garantizar el desarrollo de la agricultura
recurriendo a los campesinos, es decir a los hombres y mujeres que se dedican a las actividades
agrícolas.
Hay un aspecto interesante de la acción del Fondo, a saber, el importante papel que se
reconoce a la mujer en el desarrollo de las comunidades rurales. La mujer es la encargada del hogar,
la que garantiza la seguridad alimentaria de la familia y la que constituye una fuerza productiva