Informe del CG - IFAD

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En la Comisión Preparatoria, que presidí entre 1975 y 1977, los países de la OPEP estuvieron
a la vanguardia en el proceso de creación del FIDA. Los países de la OCDE sólo se declararon de
acuerdo tras largas y difíciles conversaciones. Los negociadores que apoyaban la propuesta tuvieron
que actuar en dos frentes. En primer lugar tenían que convencer a los países de la OPEP para que
aportaran una gran proporción de los recursos del Fondo, casi igual a la correspondiente a los países
de la OCDE, ya que ello les daría derecho a desempeñar una función efectiva en la determinación de
las políticas internacionales en materia de desarrollo, y ampliaría sus relaciones con los países en
desarrollo. En segundo lugar, los negociadores tenían que convencer a los países de la OCDE del
valor de su participación efectiva en una institución en la que el proceso de adopción de decisiones
no estaba sometida a su entero control. Cuando logramos convencer a la mayoría de los participantes
para que firmaran el Convenio Constitutivo del FIDA, cada una de las partes consideró ésto como
una victoria propia. Los países de la OPEP asumieron, por primera vez, un papel decisivo en las
cuestiones del desarrollo internacional. Por su parte, los países de la OCDE estimaron que habían
contribuido a que la OPEP aportara fondos para financiar las actividades de desarrollo. Los países en
desarrollo descubrieron que el FIDA les permitiría desempeñar una función que se les había negado
en otras instituciones financieras internacionales.
Es lamentable que algunos países de la OPEP no comprendieran el valor real del FIDA.
Durante la Primera Reposición, los países de la OCDE acordaron contribuir con un 60% de los
recursos correspondientes, en tanto que la OPEP aportó un 40%. El apoyo de la Arabia Saudita hizo
posible esta Primera Reposición, ya que su contribución adicional estimuló a otros países de la OPEP
a cumplir sus obligaciones. Sin embargo, la magnitud del problema de la participación proporcional
aumentó después de la Segunda Reposición y, en consecuencia, los recursos del FIDA disminuyeron,
amenazando su eficacia y su continuidad.
Hoy día, muchos países de la OPEP se concentran en la prestación de asistencia directa por
conducto de sus fondos nacionales para el desarrollo. No considero ésto un factor negativo, ya que la
necesidad de ayuda es grande y la existencia de un mayor número de organismos y fondos que se
ocupan de las cuestiones de desarrollo puede acelerar el crecimiento económico de los países pobres.
Con todo, la ayuda directa que prestan distintos países no elimina la necesidad de una cooperación
internacional para el desarrollo, que es esencial si se quieren lograr efectos positivos sobre el
desarrollo agrícola y rural. El FIDA sigue siendo el mejor medio para conseguir esto, porque se
concentra en prestar asistencia a los grupos pobres del medio rural de los países en desarrollo y
porque su estructura administrativa permite una estrecha cooperación entre los países en desarrollo y
las naciones desarrolladas en lo concerniente a las políticas, el proceso de adopción de decisiones y
las actividades de ejecución.
Pese a la reducción de los ingresos de los países de la OPEP con posterioridad al
establecimiento de la Organización, la prestación por ellos de apoyo al Fondo sigue siendo algo más
lógico que un aumento de sus contribuciones a algunas de las demás instituciones financieras
internacionales. Ello se debe a que el FIDA sigue siendo el único organismo en que los países de la
OPEP y otros países en desarrollo tienen la mayoría de los votos. El Fondo continúa siendo el medio
ideal para que los países de la OPEP puedan influir realmente en las políticas internacionales en
materia de desarrollo.
Para hacer intervenir en mayor medida a estos países tal vez haya que estudiar algunos
enfoques que no se habían tomado en consideración al establecer el Fondo. Una idea sería brindar la
asistencia técnica del Fondo a proyectos - y prever su participación en ellos - en los propios países de
la OPEP, en apoyo de sus planes de desarrollo agrícola y rural.