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Edición Digital - Fundación Luis Chiozza

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¿Po r q u é n o s e q u i v o C a m o s? 17<br />

a que nos preguntemos por qué nos equivocamos tantas veces en<br />

nuestra manera de vivir la vida. Y allí, dentro de ese interrogante,<br />

fue creciendo la figura de los cuatro gigantes del alma que recién<br />

mencionamos. No cabe duda de que los cuatro colosos que se reparten<br />

nuestro ánimo en las horas de penuria son afectos, y es necesario<br />

que nos preguntemos cuál es su origen, cuál es la sustancia<br />

que los constituye y cuál es el alimento que nutrió su crecimiento.<br />

Podemos ser víctimas de nuestros propios motivos<br />

En los próximos capítulos, nos ocuparemos de esos cuatro gigantes<br />

y luego dedicaremos la segunda parte de este libro a relatar algunos<br />

casos acerca de los que podríamos decir, exagerando un poco, que<br />

fueron incautamente sus víctimas. Es claro que, al decirlo de esta<br />

manera, hacemos uso de un modo de concebir el destino que, en<br />

primera instancia, parece dejar de lado que las personas en cuestión<br />

pueden ser vistas como actores que han intervenido en el drama<br />

que “les acontece”. Pero, cuando los describimos como víctimas,<br />

nuestra intención se dirige a subrayar que, dado que los motivos<br />

que conducen la vida –cuando han sido reprimidos– operan muy<br />

lejos de la conciencia, solemos comportamos como seres inermes que<br />

contemplan impotentes las vicisitudes dramáticas que los aquejan.<br />

No hablaremos esta vez, sin embargo, de personas que hemos<br />

visto en calidad de pacientes. Utilizaremos la intuición que caracteriza<br />

a los grandes realizadores artísticos y nos ocuparemos de los<br />

seres humanos que hemos visto vivir en el cine y que nos han conmovido<br />

precisamente porque, en alguna medida, podemos identificarnos<br />

con ellos. La experiencia obtenida en el ejercicio de la<br />

psicoterapia nos permite afirmar que las historias que hemos elegido,<br />

aunque son “de película”, son en lo esencial absolutamente<br />

verosímiles. Vargas Llosa se ha ocupado de este importante tema,<br />

la verosimilitud de la ficción, en un libro que precisamente ha titulado<br />

La verdad de las mentiras. El requisito de la verosimilitud puede<br />

considerarse razonablemente satisfecho si el lector, además de

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