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Edición Digital - Fundación Luis Chiozza

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150 Lu i s <strong>Chiozza</strong><br />

desaforado, a los gritos, diciendo que está harto, que lo mandará a<br />

un colegio militar, mientras lo ayuda cariñosamente a vestirse, para<br />

evitar que llegue tarde al colegio.<br />

Un día en la vida de tommi<br />

Se inicia el día. Su padre, semidesnudo, plancha sus pantalones;<br />

Tommi le dice, por enésima vez, que quiere ser jugador de fútbol y<br />

que no le gusta nadar. Pero Renato se escandaliza y argumenta, inflexible,<br />

que el fútbol es un deporte de idiotas, que todo el mundo<br />

lo juega, mientras que la natación es un deporte noble, otra cosa y<br />

que si Tommi continúa entrenándose llegará a ser el campeón italiano<br />

de su categoría. “Pero en el fútbol también soy bueno –insiste<br />

Tommi tímidamente– y además la piscina queda lejos”.<br />

Ya en la escuela, aparece un nuevo compañero de clase a quien<br />

llaman el mudo porque, desde que su padre ha muerto repentinamente<br />

“mientras tomaba un plato de sopa” frente a él, ha dejado<br />

de hablar. Claudio, el mudo, no sólo permanece continuamente en<br />

silencio, sino que –aunque obedece las órdenes cuando la maestra<br />

le pide, por ejemplo, que se siente en su banco– permanece impasible,<br />

sin participar ni con gestos ni con actitudes en las actividades<br />

que le propone el entorno.<br />

A la tarde, luego de mirar con tristeza y envidia a los chicos que<br />

se entrenan en la cancha de fútbol, Tommi cumple con la clase de<br />

natación y vuelve a su casa. Su padre le pregunta, como lo hace<br />

siempre, en cuántos segundos ha recorrido los 25 metros. Mientras<br />

Tommi se quita el abrigo y se sienta en la cama, su hermana, en<br />

el cuarto que ambos comparten, riéndose excitada chatea con “un<br />

tipo que no se puede creer”. Renato le pide que se controle, que el<br />

uso que está haciendo de Internet le está costando una fortuna y,<br />

otra vez a los gritos –ya que, para colmo, ha encontrado una cáscara<br />

de banana que Tommi ha dejado tirada en el suelo–, les reprocha<br />

que no limpian la casa. Los argumentos de Renato son siempre los<br />

mismos: “¿Hasta dónde quieren llegar? Todo tiene un límite. ¡No,

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