Edición Digital - Fundación Luis Chiozza
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90 Lu i s <strong>Chiozza</strong><br />
ocuparse de enviar un telegrama. Darlington y Meg, expuestos a<br />
los chismes y murmuraciones, pasean por las calles de Amalfi. Su<br />
almuerzo será, finalmente, el pescado fresco y los higos que compran<br />
a los vendedores ambulantes. Darlington no pierde la menor<br />
ocasión para introducir cínicamente, en sus galanteos a Meg, preguntas<br />
insinuantes que aparentemente sólo intentan ser halagüeñas<br />
acerca de si Robert la abandona y la descuida. Meg guarda sus higos<br />
para Robert e insiste en llevárselos; pasan por la oficina de telégrafos,<br />
pero no consiguen encontrarlo. Luego, ya de regreso en su casa,<br />
Meg y Robert –ambos un poco incómodos– se encuentran. Meg<br />
le pregunta dónde ha estado, y él le dice que seguramente se han<br />
cruzado en el camino.<br />
La fama de mrs. erlynne<br />
Pocos días después, en el teatro, Mrs. Erlynne y Lord Augustus<br />
Lorton, un millonario sesentón que se ha casado y divorciado dos<br />
veces –a quien apodan Tuppy–, conversan en un evidente flirt.<br />
Lady Agata, sobrina de Lord Augustus, la Contessa Lucchino y Lady<br />
Plymdale, una amiga de la condesa que ha enviudado recientemente,<br />
intercambian chismes y murmuraciones acerca del pasado de<br />
Mrs. Erlynne: “Una mujer de vida escandalosa –dicen– que atrae<br />
a los hombres y que se aprovecha de ellos”. Darlington le pregunta<br />
a Robert, delante de Meg, si conoce a Mrs. Erlynne; y Robert<br />
contesta que no, aunque poco después agrega que Mrs. Erlynne ha<br />
recibido algún dinero y que él ha realizado inversiones para ella.<br />
Meg menciona que es la mujer que ha conocido en la boutique probándose<br />
el vestido que lleva, demasiado escotado e indecente: “Te<br />
lo conté, ¿recuerdas?”. Robert comenta que son cosas de la moda<br />
italiana. Lady Plymdale añade que es una famosa Jezabel, y Robert<br />
agrega: “Sin pruebas yo no lo comentaría”.<br />
Más tarde, desvistiéndose en su dormitorio, Robert y Meg continúan<br />
hablando de Erlynne. Meg expresa su disgusto y dice que<br />
no la invitará a su fiesta ya que le han dicho, y que Lord Darlington