Edición Digital - Fundación Luis Chiozza
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¿Po r q u é n o s e q u i v o C a m o s? 161<br />
Tommi, seguramente porque recuerda la escena entre Antonio y su<br />
madre, le propone: “¿Quieres que te haga un masaje?”. “¿De veras,<br />
me darás un masaje? –se sorprende Stefania y, besándolo, agrega–<br />
Sí, dame”.<br />
Al día siguiente, en la escuela, el portero interrumpe la clase<br />
para decir que estaba la mamá de Benetti. Stefania entra, preciosa,<br />
y pregunta si puede llevarse a Tommi. La maestra pregunta si ha sucedido<br />
algo. Ella le responde que necesita llevárselo, que ha estado<br />
afuera durante mucho tiempo. La maestra le recuerda que el jueves<br />
habrá reunión de padres y que en ese momento podrán conversar.<br />
Stefania asiente de manera solícita, pero se ve claramente que<br />
no está en su deseo concurrir: “¿Entonces, puedo llevarlo? ¿Debo<br />
firmar algo?” pregunta. Antes de salir con Tommi, Stefania le ha<br />
dicho a una compañerita, Mónica –la misma que había disertado<br />
sobre el amor en la clase de biología–, que era muy hermosa y le ha<br />
dejado dulces para que reparta con sus compañeros. La clase está<br />
alborotada, y se ve con claridad que todos envidian a Tommi, cuya<br />
madre tan bonita, cariñosa y sonriente, lo viene a buscar, entusiasmada.<br />
“¿Qué sucede?”, pregunta Tommi cuando ya están afuera.<br />
“Te secuestro para que pasemos un día solos –explica Stefania– ¿Te<br />
gusta?”. Tommi responde que sí, mientras su madre lo besa en la<br />
cara sosteniendo su cabeza con ambas manos. En ese paseo, que se<br />
realiza con una Stefania eufórica y en una atmósfera de complicidad<br />
–porque se lo ha llevado de la escuela y le dará permiso para<br />
faltar a natación–, Tommi disfruta la excitación de la montaña rusa<br />
y también sonríe, con un aire entre tierno y condescendiente, cuando<br />
ve a su madre excitada y artificialmente contenta arrojándoles<br />
trocitos de comida a los patos del lago.<br />
Otra vez en la escuela, en la clase de cerámica, Mónica le pregunta<br />
si hay alguien trabajando a su lado. Tommi, asombrado, le<br />
dice que no y ella se queda con él. Está haciendo un hermoso recipiente<br />
de flores secas, para perfumar la casa. Tommi no sabe qué<br />
hacer con el pedazo de barro que tiene en las manos. “Eres muy<br />
bueno, sentándote al lado de Claudio”, comenta Mónica; él, un