Edición Digital - Fundación Luis Chiozza
Edición Digital - Fundación Luis Chiozza
Edición Digital - Fundación Luis Chiozza
You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
¿Po r q u é n o s e q u i v o C a m o s? 55<br />
El interior del tubo digestivo no es la parte más interna de un<br />
organismo vivo. La comida que ingerimos recién forma parte de<br />
nuestra interior intimidad cuando queda asimilada en nuestra propia<br />
carne. Pero, en ese proceso, nos construimos internamente con<br />
sustancias “simples” que provienen del haber descompuesto los<br />
alimentos con nuestros jugos digestivos, en ese otro espacio constituido<br />
por la luz intestinal. Espacio acerca del cual hemos dicho<br />
que, en una cierta medida, es todavía “exterior” al organismo. Hay<br />
animales que introducen sustancias en sus víctimas para paralizarlas<br />
o matarlas, como lo hacen las víboras al morder, en cuyo caso hablamos<br />
de veneno. Hay otros, como ocurre con algunas arañas, que<br />
inyectan sus jugos digestivos en la víctima para descomponer –fuera<br />
de su propio cuerpo– las sustancias que luego absorberán como<br />
alimento. Encontramos en estas maneras de la vida, que forman<br />
parte de la escala zoológica, los antecedentes evolutivos del proceso<br />
que los distintos jugos ejercen en el tubo digestivo. Tanto en uno<br />
como en otro caso, debe ser primero degradado “a distancia”, lo<br />
que luego será trasportado por la sangre a los tejidos. Numerosas<br />
observaciones testimonian que la secreción hepática de la bilis que<br />
se vierte en el duodeno suele adjudicarse la representación del proceso<br />
completo de digestión intestinal; y que la bilis, que es amarga,<br />
suele también equipararse en lo inconsciente a la ponzoña de las<br />
arañas y de las víboras. Recordemos que la bilis negra y la amarilla<br />
–junto con las flemas y la sangre– constituyen los cuatro humores<br />
a los cuales, en la antigüedad, se atribuían las distintas formas congénitas<br />
del carácter “físicamente determinadas”, que designamos<br />
con la palabra “temperamento”; y que la bilis negra (melanos cholia)<br />
dio su nombre a la afección que denominamos melancolía. Cabe<br />
agregar, por otra parte, que en distintas expresiones del lenguaje<br />
habitual, tanto en dichos como en proverbios, se suele equiparar a<br />
la envidia con el veneno, con la lengua viperina, con la amargura,<br />
con el color verde y también, directamente, con la bilis. Sólo nos<br />
falta señalar que la investigación de los significados y de los afectos<br />
inconscientes, que se ocultan en las enfermedades de las vías