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Edición Digital - Fundación Luis Chiozza

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¿Po r q u é n o s e q u i v o C a m o s? 93<br />

La intervención de erlynne<br />

Mientras Meg, sola y angustiada, espera a Darlington en su yate,<br />

ve llegar, con sorpresa, a la Mrs. Erlynne. “Un taxi la espera afuera”,<br />

dice apresuradamente Erlynne. “La envía mi marido”, responde airadamente<br />

Meg. “Su marido cree que usted está durmiendo con<br />

un litro de champagne. –continúa diciendo Erlynne, y enseguida<br />

agrega– Vamos. Me dio dinero, es todo. Soy amiga de la familia”.<br />

“¿Me toma por tonta?”, pregunta Meg indignada. Erlynne le dice<br />

que la tontería está en querer huir con un playboy cuando tiene<br />

un marido que la ama. Los amigos dejarán de llamarla, no podrá<br />

acudir a muchos sitios. Meg señala con ironía: “Usted se las arregla<br />

bastante bien”. Erlynne le responde con tristeza que se requiere<br />

práctica y habilidad para vivir sin arrepentimiento. Y añade: “Un<br />

matrimonio exige todo el corazón. Los egoístas no prosperan en<br />

él, pero usted no es así, usted triunfará donde otros fracasamos”.<br />

Le repite, entonces, y le jura que su marido le ha sido fiel. Meg,<br />

desconfiada, afirma: “El le ha dicho que mintiera”; y Erlynne, mostrándole<br />

la carta que Meg le había dejado a Robert y que ha traído<br />

consigo, la rompe e insiste en que su marido no sabe, y nunca debe<br />

saber que Meg está ahí. Meg se indigna y exclama: “¿Mentir sobre<br />

una mentira? Todo se ha echado a perder”. Pero, Erlynne insiste<br />

otra vez: “Ya ha cometido un error, no lo empeore, está al borde de<br />

un precipicio. ¿Qué valor tendrá el trato que ahora intenta, en un<br />

año, en veinte?”. La discusión tal vez hubiera continuado, a no ser<br />

porque en ese momento llegan al barco Darlington, Tuppy, Robert<br />

y dos amigos más, Mr. Dumby y Mr. Cecil Graham.<br />

el abanico<br />

Erlynne y Meg no tienen ya otra opción que la de esconderse,<br />

apresuradamente, en un camarote anexo al salón, que es el dormitorio<br />

de Darlington. Desde allí, escuchan la conversación de los hombres.<br />

Algunos se burlan de Tuppy, que le ha propuesto casamiento

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