Edición Digital - Fundación Luis Chiozza
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184 Lu i s <strong>Chiozza</strong><br />
importante conclusión. Comencemos por decir que la sensación es,<br />
con respecto al sentimiento, lo que es la percepción con respecto al<br />
pensamiento. La percepción de lo presente constituye los objetos<br />
del mundo, que dan lugar a lo que se denomina vida de relación<br />
y, frente a esos objetos “del pensamiento”, se constituyen estados<br />
afectivos que impresionan a la vida que se denomina vegetativa. La<br />
sensación de lo actual constituye los estados subjetivos viscerohumorales<br />
“del sentimiento”, que “sujetan” el organismo a las vicisitudes<br />
de la vida vegetativa y que se expresan otorgando a los objetos<br />
su significancia en la vida de relación.<br />
El pensamiento, que establece diferencias e identidades de objetos,<br />
es un producto de haber comparado, en un instante dado,<br />
el recuerdo –de la experiencia de satisfacción– que en ese instante<br />
re-presentaba una anterior presencia perceptiva, con la percepción<br />
que en ese mismo instante ocurría. El sentimiento, que establece<br />
importancias y significados subjetivos, es un producto de haber<br />
comparado, en un instante dado, el recuerdo –de la experiencia de<br />
satisfacción– que en ese instante re-actualizaba una actualidad sensitiva<br />
anterior, con la sensación que en ese mismo instante ocurría.<br />
La primera comparación surge, como hemos visto, de la necesidad<br />
de identificar al objeto adecuado para la anulación de una carencia;<br />
la segunda, sirviendo al mismo propósito, consolida o debilita la<br />
conclusión de la primera. Aunque una característica fundamental<br />
de todas las emociones reside precisamente en el hecho de que cada<br />
una obtiene una importancia distinta, la primera y más significativa<br />
cualidad de todas ellas es que producen sensaciones de placer<br />
o de displacer. Esto nos ayuda a comprender la importancia que<br />
adquiere el distinguir si el placer o el displacer que se sienten son el<br />
producto del recuerdo que re-actualiza, desde la memoria, una sensación<br />
pretérita (que, anticipando y figurándose imaginariamente<br />
la completa actualidad de una satisfacción o de una carencia verdaderas,<br />
fuerza la creencia en una realidad que no es tal), o si el placer,<br />
o el displacer, provienen, en cambio, de una sensación actual que<br />
evidencia la realidad de la satisfacción o de la carencia.