Edición Digital - Fundación Luis Chiozza
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¿Po r q u é n o s e q u i v o C a m o s? 183<br />
establece una distinción análoga entre emoción y sentimiento.<br />
Utiliza el primer nombre para designar la conmoción vegetativa<br />
que surge como producto de los cambios que ocurren en el estado<br />
viscerohumoral, mientras que con el segundo término, designa al<br />
registro y a la categorización de esos cambios que se ejerce con la<br />
intervención de funciones cerebrales. En el primer capítulo, en el<br />
apartado titulado “Acerca de pensamientos y emociones”, decíamos<br />
que el proceso que configura la conmoción vegetativa que llamamos<br />
emoción es un acontecimiento cuya configuración, típica y universal,<br />
se conformó en el remoto pasado filogenético de un modo<br />
acorde con los fines que la situación en aquel pretérito justificaba.<br />
Tomando como ejemplo la ira, decíamos también que, si tenemos<br />
en cuenta que en el momento de su determinación filogenética la<br />
ira formaba parte de una contienda física con un oponente, se comprende<br />
que forme parte de ese afecto un aumento de la circulación<br />
sanguínea muscular y cerebral. Es decir, que la emoción, en sus<br />
orígenes, se constituía como un conjunto de cambios vegetativos,<br />
de acciones sobre el propio cuerpo, que acompañaban adecuadamente<br />
una acción en el mundo. Continuábamos diciendo luego<br />
que, dado que el pensamiento se constituye como el ensayo mental<br />
de una determinada acción, no cabe duda de que todo afecto lleva<br />
implícito en la forma particular que lo constituye un pensamiento<br />
pre-pensado, un pre-juicio, que hoy –cuando los fines a los cuales<br />
el afecto apuntaba ya no se justifican– es antiguo y anacrónico.<br />
Agreguemos, como conclusión, que el afecto es, en su origen, un<br />
pensamiento primitivo, un pre-juicio que ya no se re-piensa, porque,<br />
inscripto profundamente en la memoria filogenética del cuerpo<br />
como se inscribe el hábito de una acción antiguamente aprendida,<br />
se repite como un automatismo inconsciente.<br />
Gustavo <strong>Chiozza</strong>, partiendo de la diferencia que Freud estableció<br />
entre identidad de pensamiento e identidad de percepción,<br />
sostuvo que, análogamente, podemos afirmar que existe una identidad<br />
de sentimiento y una identidad de sensación. Veremos ahora<br />
cómo la exploración de este fructífero concepto nos arroja otra