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Edición Digital - Fundación Luis Chiozza

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134 Lu i s <strong>Chiozza</strong><br />

interesas? Te diré lo que harás. Yo me voy a casar pasado mañana. Y<br />

tú vas a estar ahí y vas a disfrutar y me vas a apoyar. Y si no, puedes<br />

darte vuelta ahora mismo y regresar a Omaha”.<br />

Warren duerme en la habitación de soltero de Randall, donde<br />

contempla algunos testimonios de sus actividades deportivas y de<br />

un curso de electrónica que ha completado con excelentes notas.<br />

Cuando se dirige a la cama –una de las camas de agua que vende<br />

Randall–, tiene la impresión de que se acuesta sobre un ser viviente<br />

y que pierde el equilibrio como si tuviera que mantenerse en el<br />

lomo de un caballo indómito. A la mañana siguiente, cuando la<br />

alarma del despertador suena estridentemente como si se tratara<br />

de una sirena, una fuerte contractura de la espalda y el cuello lo<br />

deja dolorido y tieso hasta el punto de no poder moverse. Cuando<br />

por fin, Roberta aparece en su cuarto para ver por qué el “dormilón”<br />

se levanta tan tarde, lo encuentra tendido en el suelo, y con<br />

los pies en la cama. Toda la familia se revoluciona, y Jeannie dice:<br />

“Hum, me parece muy raro que esto ocurra precisamente hoy”.<br />

Al borde del llanto, le reprocha que añada esta preocupación a las<br />

tantas que tiene. Ahora, alguien tendrá que ir a retirar las invitaciones<br />

de la imprenta en lugar de Warren. Randall argumenta que<br />

el tiempo apenas le alcanza para ir hasta el aeropuerto y retirar el<br />

esmoquin. Jeannie se pone furiosa con él y, gritando que no puede<br />

hacer todo, se pone a llorar y termina diciendo: “Iré yo. ¡Gracias<br />

por todo papá!”.<br />

Al mediodía, aparece Roberta con un caldo de pollo y, como “la<br />

enfermera perfecta”, le da de comer en la boca. Mientras tanto le<br />

dice que Jeannie les ha contado acerca de su ataque de pánico la última<br />

noche (se refiere, obviamente, a las dudas de Warren con respecto<br />

al matrimonio de Jeannie). Inicia entonces, entre cucharada<br />

y cucharada de caldo, un largo discurso que –alegando la experiencia<br />

de dos matrimonios– avala el casamiento de Randall y Jeannie,<br />

cuya unión tiene el sólido fundamento de una relación muy fogosa<br />

en la cama. Sus matrimonios (los de Roberta), por ejemplo, fallaron<br />

por lo sexual ya que ella es una mujer extremadamente sexual.

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