Iniciación al Islam (Hashim Cabrera) - Webislam
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I N I C I A C I Ó N A L I S L A M<br />
El musulmán comienza su ayuno contradiciendo sus inclinaciones.<br />
Tiene hambre, sed y deseo sexu<strong>al</strong>, pero también<br />
tiene la capacidad de ver, oír y decidir. Los anim<strong>al</strong>es no<br />
pueden ayunar, no saben. Cuando sienten sed, si tienen<br />
agua, no pueden reprimirse y beben. El ser humano sí puede<br />
hacerlo y Dios le hace obligatorio el ayuno, entre otras cosas,<br />
para que se dé cuenta de aquello que lo diferencia del resto<br />
de las criaturas, de que tiene <strong>al</strong>go distintivo, <strong>al</strong>go que no le<br />
pertenece, un préstamo (ámana) de conciencia y de libertad<br />
que sólo puede proceder de Dios. Sólo esta conciencia puede<br />
darle vida, re<strong>al</strong>idad y existencia. Sólo Dios puede crear <strong>al</strong> ser<br />
humano libre.<br />
Como hemos dicho anteriormente, cada año el ciclo lunar<br />
se adelanta once días <strong>al</strong> ciclo de las estaciones, y así vemos<br />
cómo la adoración, para el musulmán, no vive prisionera de<br />
una cifra, no es fruto de un acuerdo entre seres humanos, sino<br />
que surge como una forma de la conciencia, como un acto<br />
vivo que se va acompasando con los cambios y pálpitos de la<br />
re<strong>al</strong>idad, con el discurso de la luz y del tiempo.<br />
El ayuno de ramadán abre la conciencia humana <strong>al</strong> latido<br />
cósmico, y así Dios va despertando <strong>al</strong> ser humano progresivamente<br />
a la Verdad, a la Re<strong>al</strong>idad, haciéndole capaz de<br />
Su revelación. Dios va haciéndole capaz de concebir, y por<br />
lo tanto de vivir, el Bien y la Belleza; así le hace conocer sus<br />
límites (huddud) con dulzura; así le hace comprender lo<br />
difícil mediante secuencias fáciles. Esta conciencia del tiempo<br />
que va más <strong>al</strong>lá de las horas, de los días, de los minutos y<br />
de los ciclos, es una apertura que devuelve <strong>al</strong> ser humano a<br />
un mundo amplio y re<strong>al</strong>, a un mundo de criaturas en precariedad<br />
cierta y elocuente.<br />
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Capitulo 4<br />
Durante el mes de ayuno en ramadán tiene lugar la Noche<br />
del Destino, laylat <strong>al</strong> Qadr, en la que Dios derrama sobre los<br />
seres humanos Su Compasión (rahma) como el agua de una<br />
promesa verdadera. El ayuno purifica <strong>al</strong> ser humano para que<br />
sea consciente de lo Re<strong>al</strong>, del poder divino, para que conozca<br />
Su majestad en esta noche interior que es mejor que mil<br />
meses. En silencio o agitado por el Recuerdo el musulmán<br />
que ayuna es afectado por Dios, conmovido por la Re<strong>al</strong>idad.<br />
Así se va dando cuenta de que Él es el Más Grande, Al Akbar, y<br />
que Suyos son todo el Poder y toda la Belleza. ¿No va a sentirse<br />
agradecido a Él por haberle abierto su corazón a la Re<strong>al</strong>idad<br />
y estar haciendo de él Su siervo amado? El musulmán o la<br />
musulmana que se someten voluntariamente a la privación,<br />
están siendo así guiados <strong>al</strong> jardín de la Re<strong>al</strong>idad, <strong>al</strong> paraíso de<br />
la conciencia.<br />
Esa guía del Más Compasivo (Rahmán) es el más preciado<br />
de los tesoros, el que <strong>al</strong>berga las semillas del din islámico. Por<br />
eso es tan necesario que la vida del musulmán se acompase<br />
con estas formas de reconocimiento y adoración de lo divino,<br />
como son la oración o el ayuno, no por una cuestión de celo<br />
religioso o de ascética espiritu<strong>al</strong> sino porque verdaderamente<br />
en esas formas de adoración que Dios le hace obligatorias<br />
están las llaves que permiten <strong>al</strong> ser humano abrir las puertas<br />
del sentido, acceder a la mejor de las re<strong>al</strong>idades. Los pilares<br />
del din no son los barrotes de una cárcel sino las herramientas<br />
de una profunda liberación. Así, el cumplimiento cab<strong>al</strong> del<br />
ayuno afina y afianza el corazón y lo hace capaz de <strong>al</strong>bergar la<br />
Revelación, de adquirir un sentido existenci<strong>al</strong> trascendente.<br />
Y <strong>al</strong> mismo tiempo equilibra el cuerpo de manera que el<br />
acompasamiento sea completo e integr<strong>al</strong>.<br />
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