Federico J. Mancera ValenciaTesis de Maestrìa - El Colegio de ...

judeocristiana hemos encontrado muchos sentidos y aplicaciones de la connotación
"seco". "secar", "sed", "sediento" "árido" y "aridez".
Si anteriormente hemos visto que los desiertos, como cualquier otro ecosistema,
poseen características físicas y biológicas específicas que los diferencian unos de
otros, es obvio que su condición natural es muy compleja, en tanto existe la
imposibilidad de predecir, tan solo de estimar sus cambios naturales, sus fluctuaciones
hidrológicas, sus variantes térmicas y su condición de fragilidad (este último punto ya lo
podemos ver en la desertificación). Pero además es posible entender y comprender
que bajo esas condiciones los elementos biológicos de sus ecosistemas (flora y fauna)
están diseñados para considerar estas fluctuaciones y disparidades naturales. No así
el humano. Por lo menos aquél (humano y humana) que llegó con el pensamiento
medieval del desierto, porque el anterior poseía mejores vinculaciones y equilibrios con
lo natural del desierto, nos referimos específicamente al los nómadas cazadoresrecolectores.
Así, la conceptualización del desierto como condición de seco, de secar y árido y
aridez, determina que lo sediento y la sed sean fenómenos esencialmente humanos, de
origen conceptual occidental judeocristiana. ¿Por qué entonces, otorgarle el adjetivo
seco o árido a un ecosistema de desierto si perfectamente posibilita su
autoorganización, autoreparación y automantenimiento bajo las condiciones de
humedad natural en que se desarrolla
La condición de seco al desierto es una condición humana y no sólo de tipo fisiológico
(sed y apetito, es decir, las necesidades de vivir sin sed y sin hambre es condición
fisiológica y motivo de búsqueda de la satisfacción de estas necesidades de cualquier
ser vivo) sino también simbólico y, por tanto, cultural.
Este proceso repercute en múltiples interpretaciones, aprendizajes y enseñanzas
actuales y pasadas sobre el desierto, de lo que se concibe de cómo debe ser el
49