Federico J. Mancera ValenciaTesis de Maestrìa - El Colegio de ...

Introducción
Los desastres son el resultado de procesos de la naturaleza y de la sociedad. La
educación y su concreción en el comportamiento de distintos actores o agentes
sociales es un factor determinante en la creación de condiciones mitigantes de riesgos
y vulnerabilidad ante desastres. Las expresiones culturales predominantes (uso
irracional de los recursos naturales, de la tecnología y de la competencia económica)
se alejan en general de proveer una base adecuada para el establecimiento de una
convivencia equilibrada entre el entorno natural o físico y la sociedad. Solamente con
cambios fundamentales, reformas educativas de fondo, más allá del proceso áulico,
podremos avanzar en la creación y fortalecimiento de una verdadera cultura de la
prevención de desastres.
En años recientes, los países del Continente Americano, sin haber alcanzado un nivel
óptimo, muestran interesantes logros en las actividades educativas orientadas a la
prevención, mitigación y preparación para los desastres (Valdés, 1998: 4). Estos logros
son producto de un proceso de madurez que se ha ido consolidando con los años y ha
dado paso a una nueva forma de interpretar los riesgos y las catástrofes.
Hoy se reconoce que la prevención y la atención de los desastres no solamente son
tarea de los organismos tradicionales de socorro, sino una responsabilidad que
compete a todas las personas e instituciones de la sociedad. También se ha
comprobado que la comunidad organizada, es el recurso idóneo para hacerle frente a
los momentos más difíciles de cualquier calamidad y se considera que es necesario un
cambio de actitud en la sociedad basado en una educación integral y transdisciplinaria
para lograr las condiciones favorables que permitan avanzar y establecer, de manera
sostenible, las nuevas estrategias y acciones sociales sobre los riesgos y sus
consecuencias.
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