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Acta Ordinis 2010 N.1 - OFM

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114 AN. CXXIX – IANUARII-APRILIS <strong>2010</strong> – N. 1diálogo, de encuentro, de reconciliación y depaz, y a ser mensajeros de la cultura de la vidaen todo el arco de su desarrollo”, para ser así“custodios de la esperanza” (PdE 30).Contrariamente a muchos de los discursosque escuchamos a diario, vivimos en unasituación universal en la que unas minoríasconcentran sólo en sí mismas la búsqueda yla reclamación de la justicia. Esto lleva, comoconsecuencia, a que el abismo entre nortey sur sea cada vez mayor, las condiciones depobreza de muchos se agraven, y las bolsas depobreza se agranden constantemente. Comoya denunció Juan Pablo II, a la abundancia y,muchas veces, despilfarro de bienes que se viveen los países ricos, corresponde un inadmisibleretraso en los países del sur, donde vivela mayor parte de la población (cf. SolicitudoRei Socialis 14).Una constante, tanto en el Antiguo como enel Nuevo Testamento, es que Dios despiertalas conciencias de los creyentes a partir de lospobres, de aquellos que sufren las consecuenciasde la injusticia y, como consecuencia, dela pobreza. Desde Abraham a nuestros días,Dios escucha los gritos de los pobres (cf. Ex3,7.10); pide justicia para ellos (cf. Is 58,6-7),y los defiende (cf. Is 11,1-9); anuncia especialmentea ellos la Buena Noticia (cf. Lc 4,16-19),para hacerla comprensible por medio de ellos atodos (cf. 1Co 1,16-32). La conciencia cristiana,escuchando la voz de los pobres, escuchael grito de un hijo de Dios y de un hermano enel cual la imagen del Creador es oscurecida.Actualmente, el grito de los pobres, unidoa una visión crítica de la sociedad ha hechocomprender, a la luz de la fe, la existencia deun pecado social en las estructuras que son frutode la libre organización del hombre. En esasse hace visible el pecado individual, fuente yraíz de la injusticia (cf. Benedicto xvi, Mensajede Cuaresma <strong>2010</strong>).Los consagrados y, en nuestro caso losfranciscanos, hemos de comprometernos portrabajar a favor de la justicia a partir de nuestraidentidad de hermanos y de “menores entrelos menores de la tierra”. Desde esa perspectiva,nuestro testimonio a favor de la justiciacomienza por una seria revisión del estilo devida, tanto individual como fraterno, si noqueremos caer en una pura ideología y, porlo tanto, manipulación de aquellos a quienesdecimos querer defender ¿Cómo anunciar lajusticia y denunciar la injusticia si entre nosotrosno se da la primera y se combate la segunda?Si por la profesión somos todos iguales,con los mismos derecho y deberes (cf. CCGG3,1), ¿cómo justificar algunas situaciones dedesigualdad en nuestras fraternidades? ¿Cómocombatir la injusticia si entre nosotros se dael despilfarro consumista que nos lleva a vivirde espaldas a situaciones de pobreza que estánmuy cerca de nosotros?Sólo si estamos dispuestos a revisar en profundidadnuestro estilo de vida podemos defendera los que sufren tremendas injusticias, alos que viven en la miseria y son marginados,a los que no ven respetados los derechos humanosfundamentales de la propia dignidad depersonas como son: los prófugos, los perseguidospolíticos, y todos los que son privados dela libertad.Al mismo tiempo que revisamos nuestroestilo de vida estamos llamados a hacer todolo posible para que los pobres tomen concienciade su dignidad y luchen para que les searespetada. En este sentido un compromisoimportante ha de ser la formación de quienessufren las consecuencias de la injusticia, puessólo así podrán ser plenamente conscientes desu dignidad humana, la defiendan y la haganvaler (cf. CCGG 97,2). Finalmente, a través delas obras sociales, actualizadas de acuerdo conlas exigencias actuales, manifestamos una realsolidaridad con todos aquellos que están pasandonecesidad material y espiritual (cf. VOh24), anunciamos la Buena Noticia del reinocon el testimonio y la promoción en la líneade la justicia.Custodios de la creaciónPara muchos, creyentes y no creyentes, ypara la misma Iglesia, Francisco de Asís esejemplo de respeto al máximo de la creación,convirtiéndose así en un ecologista “ante literam”.Pero hemos de decir, inmediatamente,que el Pobrecillo de Dios no es un ecologistacualquiera y que por tanto no puede ser invocadocomo patrono de cualquier ecologista.Francisco es un ecologista creyente y su ecologíaes profundamente teológica. La creaciónle recordaba al Señor, su Creador. Al mismotiempo era bien consciente de la responsabilidadde “cuidar” y “custodiar” la creación,como se cuida y custodia algo sumamenteprecioso, dada por el Creador al hombre. Algoprecioso o muy precioso es la creación paraFrancisco por ser “signo”, “sacramento” delCreador (cf. CtC).

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