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Apuntes históricos sobre los fueros del antiguo Reino de Valencia

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Igualmente le pertenecía el conocimiento <strong>de</strong> <strong>los</strong> pleitos, así civiles como criminales, <strong>de</strong><br />

<strong>los</strong> oficiales <strong>de</strong> correos, según se <strong>de</strong>terminó por sentencia publicada en 22 <strong>de</strong> Diciembre <strong>de</strong><br />

1606, en la causa <strong>de</strong> contención que se suscitó entre el Portante veces <strong>de</strong> Gobernador<br />

General y el Baile, con motivo <strong>de</strong> una <strong>de</strong>nuncia que instó Francisco Morant, correo <strong>de</strong> a<br />

pie, contra <strong>los</strong> <strong>de</strong>más empleados.<br />

El Rey D. Juan II, en 1171 le cometió también el conocimiento <strong>de</strong> <strong>los</strong> pleitos que<br />

procediesen <strong>de</strong> actos mercantiles y marítimos, dándole para ella todas las faculta<strong>de</strong>s<br />

necesarias, con inhibición <strong>de</strong> <strong>los</strong> Cónsules <strong>de</strong> mar, y <strong>de</strong> cualesquiera otros oficiales reales.<br />

Asimismo correspondían a su privativo conocimiento las causas <strong>de</strong> frau<strong>de</strong> <strong>sobre</strong>,<br />

manifiestos <strong>de</strong> seda, y en razón <strong>de</strong> cualquiera otros <strong>de</strong>rechos reales.<br />

Últimamente, conocía el Baile en las causas <strong>sobre</strong> tesoros y bienes vacantes; en las <strong>de</strong><br />

naufragios; en las que se ofrecían <strong>sobre</strong> aguas públicas y ríos <strong><strong>de</strong>l</strong> reino, sus riberas y<br />

molinos; y en la regalía <strong>de</strong> establecer éstos y <strong>los</strong> hornos; en las <strong>de</strong> aguas y tierras valdías <strong>de</strong><br />

todos <strong>los</strong> pueb<strong>los</strong> y lugares en que no estuviere enagenada esta facultad; en <strong>los</strong> pleitos <strong>sobre</strong><br />

tercios-diezmos; pesca <strong><strong>de</strong>l</strong> mar y <strong>de</strong> la Albufera; lugar don<strong>de</strong> se ven<strong>de</strong> el pescado, llamado<br />

Pesca<strong>de</strong>ría; también conocía por apelación o recurso en las que ocurrían <strong>sobre</strong> las acequias<br />

reales <strong>de</strong> Moncada y Alcira; y generalmente era juez privativo <strong>de</strong> todos <strong>los</strong> pleitos en que se<br />

trataba directa o indirectamente <strong><strong>de</strong>l</strong> interés bursático <strong><strong>de</strong>l</strong> Rey.<br />

Este vasto conocimiento y la calidad <strong>de</strong> su oficio, constituyeron al Baile General en uno<br />

<strong>de</strong> <strong>los</strong> principales magistrados <strong><strong>de</strong>l</strong> régimen foral. El Rey D. Pedro II <strong>de</strong>claró en 15 <strong>de</strong> Julio<br />

<strong>de</strong> 1310, que el Baile General era juez inmediato por S. M. <strong>de</strong> <strong>los</strong> judíos y sarracenos <strong>de</strong><br />

lugares realengos y <strong>de</strong> las ór<strong>de</strong>nes, y en algunos casos <strong>de</strong> <strong>los</strong> que estaban domiciliados en<br />

pueb<strong>los</strong> <strong>de</strong> Baronía.<br />

D. Alfonso III <strong>de</strong>claró en 1449, que el Baile <strong>de</strong>bía proce<strong>de</strong>r contra <strong>los</strong> Barones, militares<br />

y personas eclesiásticas que ocupasen <strong>los</strong> <strong>de</strong>rechos reales, y se entrometían en su<br />

conocimiento, embargándoles sus tierras, y usando <strong>de</strong> todos aquel<strong>los</strong> medios que le<br />

pareciesen oportunos, para que no sintiese el menor perjuicio la jurisdicción real, no<br />

obstante cualquier abuso contrario.<br />

El Rey D. Jaime I prohibió absolutamente la adquisición y posesión <strong>de</strong> bienes raíces a<br />

todas las manos muertas, mandando por particular fuero, que si alguno por testamento o por<br />

última voluntad <strong>de</strong>jara alguna posesión, o heredad a mano muerta, se vendiera <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> un<br />

año <strong>de</strong>spués <strong><strong>de</strong>l</strong> día <strong><strong>de</strong>l</strong> fallecimiento <strong><strong>de</strong>l</strong> testador; y el precio se entregara a la iglesia o<br />

lugar religioso a quien se hubiere <strong>de</strong>jado, exigiendo el luismo o censo, si le <strong>de</strong>biere la<br />

hacienda.<br />

Y para que no se dudase que la prohibición era respectiva a so<strong>los</strong> <strong>los</strong> bienes, sitios y<br />

raíces, previno posteriormente, que si el testador en su testamento o última voluntad hiciese<br />

algunos legados <strong>de</strong> bienes inmuebles a favor <strong>de</strong> obras pías o por su alma, fuesen<br />

cumplidamente satisfechos por <strong>los</strong> here<strong>de</strong>ros a proporción <strong>de</strong> su haber; pero <strong>de</strong> modo que<br />

no pasasen a lugares religiosos o a clérigos <strong>los</strong> bienes <strong>de</strong> realengo. Lo cual fue confirmado<br />

por otro fuero, en el que previno que todos <strong>los</strong> que no tuvieren hijos <strong>de</strong> legítimo<br />

matrimonio pudiesen disponer a su voluntad <strong>de</strong> todos sus bienes muebles e inmuebles; pero

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