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Apuntes históricos sobre los fueros del antiguo Reino de Valencia

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Había una especie <strong>de</strong> inspector, a quien <strong>los</strong> Fueros llaman Rey Arlot, que respondía a la<br />

autoridad <strong>de</strong> <strong>los</strong> escesos que allí se cometían: cuidaba <strong>de</strong> que la Mancebía se cerrase a las<br />

diez <strong>de</strong> la noche, y no se abría hasta cierta hora <strong>de</strong> la mañana. Acompañaba a las mugeres<br />

públicas <strong>los</strong> días <strong>de</strong> fiesta a alguna iglesia para que oyesen misa, y no permitía la entrada en<br />

la casa pública <strong>los</strong> mismos días, hasta <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> oída la misa. También las acompañaba<br />

cuando salían a ver las procesiones u otras fiestas religiosas o civiles, en <strong>los</strong> puntos que <strong>de</strong><br />

antemano tenían señalados.<br />

Cada casa <strong>de</strong> la Mancebía estaba regida por un hombre, que la legislación foral llama<br />

hostaler, <strong>de</strong>pendiente <strong><strong>de</strong>l</strong> Rey Arlot: el hostaler cuidaba <strong>de</strong> la ropa, comida, asistencia en las<br />

enfermeda<strong>de</strong>s, &c.; pero <strong>de</strong> modo que estos hostalers tenían sus casas particulares <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong><br />

la Mancebía, pero sin comunicación interior con ninguna <strong>de</strong> ellas.<br />

Las casas eran <strong>de</strong> un solo piso, con una ventana encima <strong>de</strong> la puerta, y un huertecito<br />

cerrado a las espaldas. Las fachadas estaban casi siempre adornadas con flores o festones,<br />

iluminándolas por las noches con faroles <strong>de</strong> colores. Así se <strong>de</strong>scribe en una memoria <strong>de</strong><br />

Antonio <strong>de</strong> Lalain, señor <strong>de</strong> Montigni, primer Con<strong>de</strong> <strong>de</strong> Hoogstraten, Consejero <strong>de</strong> Car<strong>los</strong><br />

I, que acompañó al Rey Francisco I <strong>de</strong> Francia, y visitó esta Mancebía durante la estancia<br />

que hizo en <strong>Valencia</strong> aquel Monarca, prisionero en la batalla <strong>de</strong> Pavía, <strong>de</strong> paso, para<br />

Madrid.<br />

Des<strong>de</strong> el miércoles a sábado Santo ambos inclusives, eran conducidas las mugeres<br />

públicas y encerradas en el edificio <strong>de</strong> alguna cofradía, y <strong>de</strong>spués en el convento <strong>de</strong> monjas<br />

<strong>de</strong> S. Gregorio. Si durante estos días se arrepentían o encontraban persona con quien<br />

casarse, las daba la ciudad una cantidad <strong>de</strong>terminada para dote.<br />

Cuando salían en público llevaban trage blanco, sin <strong><strong>de</strong>l</strong>antal azul.<br />

No podían ser menores <strong>de</strong> doce años, ni mayores <strong>de</strong> veinte.<br />

El Rey Arlot pagaba un médico, que las visitaba diariamente; siendo responsable <strong>de</strong><br />

cualquiera omisión en dar el parte sanitario a la autoridad.<br />

Si se encontraba enferma una muger pública, el hostaler no hubiera dado parte, era<br />

trasladada al hospital; pero <strong>los</strong> gastos <strong>de</strong> curación corrían <strong>de</strong> cuenta <strong><strong>de</strong>l</strong> hostaler.<br />

Cuando una <strong>de</strong> estas mugeres <strong>de</strong>sgraciadas <strong>de</strong>seaba, por arrepentimiento, <strong>de</strong>dicarse a<br />

una vida honesta y religiosa; pero no lo verificaba, porque a veces no había satisfecho lo<br />

que <strong>de</strong>bía al hostaler, la ciudad la hacía libre si tomaba, el hábito religioso; pero si quedaba<br />

fuera <strong><strong>de</strong>l</strong> claustro, ausiliaba con cierta cantidad, para que quedara libre también.<br />

Cada hostaler pagaba a la ciudad una cantidad <strong>de</strong>terminada por la industria que egercía,<br />

y por cada muger que tenía <strong>de</strong> huéspeda.<br />

Las barraganas o mancebas que no vivían en la casa pública, eran perseguidas sin<br />

distinción por 1a autoridad. Las que se encontraban prostituidas fuera <strong>de</strong> la Mancebía, eran<br />

azotadas públicamente.

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