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Apuntes históricos sobre los fueros del antiguo Reino de Valencia

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pa<strong>de</strong>ció, sin tener noticia alguna <strong>de</strong> ellas el Rey, porque a <strong>los</strong> vencidos ni se les permitía ni<br />

el alivio <strong>de</strong> la queja" Todo esto fue preciso para que un Ministro estrangero acabase con la<br />

libertad <strong>de</strong> <strong>los</strong> Fueros valencianos. ¡Conteste la historia <strong>de</strong> Castilla, si el gobierno <strong>de</strong><br />

Amelot les fue tan paternal como merecía su fi<strong><strong>de</strong>l</strong>ísima lealtad!<br />

Publicado el ominoso <strong>de</strong>creto <strong>de</strong> 29 <strong>de</strong> Junio, y abolidos <strong>los</strong> Fueros, dice el Canónigo<br />

Ortiz, llegó a tal punto la opresión <strong><strong>de</strong>l</strong> pueblo, la humillación <strong>de</strong> la nobleza y la miseria<br />

pública, que faltó muy poco para que se cerrasen <strong>los</strong> temp<strong>los</strong>, por el <strong>de</strong>sprecio con que se<br />

miraba el culto y clero. ¡En tanta aflicción el pueblo acudía a la iglesia, para rogar a Dios<br />

por <strong>los</strong> triunfos <strong><strong>de</strong>l</strong> Rey! A la abolición <strong>de</strong> <strong>los</strong> Fueros siguió el impuesto <strong>de</strong> una gran<br />

contribución, que se cobró hasta 1715, con el nombre <strong>de</strong> cuarteles <strong>de</strong> invierno, y <strong>de</strong>spués<br />

con el <strong>de</strong> equivalente <strong>de</strong> rentas provinciales. Con esto se improvisaron fortunas co<strong>los</strong>ales: el<br />

reino se convirtió en menos <strong>de</strong> un año en patrimonio <strong>de</strong>stinado para unos pocos.<br />

Felipe vino a <strong>Valencia</strong> en 1709: <strong>Valencia</strong> le recibió con entusiasmo: esto equivalía a una<br />

súplica. El Rey se divirtió, y marchó a Zaragoza. Era un país <strong>de</strong> conquista: llegó su hora, y<br />

sucumbió. A no haber venido Car<strong>los</strong> III, <strong>Valencia</strong> hubiera sido un villorio. Si algo vale, lo<br />

<strong>de</strong>be al genio <strong>de</strong> sus hijos: le han arrebatado su libertad; pero no han podido matar su<br />

naturaleza, ni oscurecer su cielo, ni cambiar su clima. Esto no se pue<strong>de</strong> centralizar.<br />

¡<strong>Valencia</strong> quiere marchar; pero ponen obstácu<strong>los</strong> a sus pies; y marchará, pero luchando; y<br />

será un gran pueblo, pero venciendo; y será feliz, pero a espensas <strong>de</strong> sus propios hijos!<br />

¿Será más libre? ¿recobrará siquiera una sombra <strong>de</strong> su antigua libertad? Aislada creo que<br />

no; pero Dios tiene reservado el <strong>de</strong>stino <strong>de</strong> <strong>los</strong> pueb<strong>los</strong>; lo que ha <strong>de</strong> ser, pues, <strong>Valencia</strong> con<br />

el tiempo, lo sabe Dios.<br />

El historiador cuenta; el filósofo medita; el patricio espera: yo no puedo hacer más.<br />

- XLII -<br />

Universidad literaria<br />

Arrojados <strong>los</strong> moros <strong>de</strong> la ciudad <strong><strong>de</strong>l</strong> Cid por el brazo invencible <strong>de</strong> D. Jaime I <strong>de</strong> Aragón<br />

en 1238, abriéronse <strong>de</strong>s<strong>de</strong> luego varias escuelas don<strong>de</strong> se enseñaban las ciencias; porque<br />

atento aquel Monarca al mayor lustre y esplendor <strong>de</strong> su nueva conquista, y bien persuadido<br />

<strong>de</strong> que estos fines sólo podrían alcanzarse fomentando con mano po<strong>de</strong>rosa todos <strong>los</strong> ramos<br />

<strong><strong>de</strong>l</strong> saber humano, hizo muy luego un fuero <strong>sobre</strong> la libertad <strong>de</strong> enseñanza, y proponiéndose<br />

erigir una escuela pública, solicitó <strong>de</strong> la Santidad <strong>de</strong> Inocencio IV un rescripto apostólico<br />

para que todos <strong>los</strong> eclesiásticos empleados en el nuevo estudio que pensaba establecer,<br />

pudiesen lucrar las rentas y emolumentos <strong>de</strong> sus beneficios; gracia que efectivamente<br />

concedió aquel Pontífice en rescripto espedido en León <strong>de</strong> Francia en el año tercero <strong>de</strong> su<br />

pontificado. Pero sin embargo la turbación <strong>de</strong> <strong>los</strong> tiempos, el espíritu <strong>de</strong> supremacía que a<br />

ambos Cabildos dominaba, y la competencia que se suscitó entre el Obispo y el Magistrado,<br />

y <strong>los</strong> obstácu<strong>los</strong> <strong>de</strong> todo género que mezquinos intereses oponían, retardaron casi tres sig<strong>los</strong><br />

el mejorado establecimiento.

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