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pegada al arco interno del pie izquierdo. A doce metros creyó ver el ángulo de<br />
tiro adecuado y pateó con todas su fuerzas. Javi adivinó instintivamente hacia<br />
donde iría el balón y voló literalmente con los brazos estirados y se hizo con él.<br />
La parada fue fenomenal, merecedora de varios replayes en la gran pantalla.<br />
El resto del partido transcurrió con varios intentos de anotar por parte de<br />
ambos equipos y los consiguientes parones de los porteros, pero la primera<br />
jugada de peligro en su meta, el vuelo de Javi hasta hacerse con la pelota,<br />
estaba en la mente de todos y una vez finalizado el partido hasta los contrarios<br />
se acercaron a felicitarle; salió abrazado con el resto de sus compañeros, que<br />
se regodeaban por la victoria y elogiaban su brillante actuación.<br />
En ese preciso instante se despertó. Miró la hora y se levantó y vistió<br />
apuradísimo. Hoy era el gran día. Su madre le sirvió el desayuno y le preguntó<br />
curiosa: – ¿Y a ti qué te pasa, que en vez de estar nervioso, estás radiante,<br />
como si esto del partido no fuera contigo? Antes de que pudiera contestar,<br />
intervino su padre: – Es que el chaval tiene nervios de acero, ¿verdad?<br />
Javi terminó de masticar la tostada y mirando a su padre a los ojos le<br />
contestó: – No papá, lo que pasa es que yo juego al Fútbol para divertirme, si<br />
sufriera o me lo pasara mal, no lo haría. Además, he tenido un sueño increíble<br />
– le dijo enigmáticamente, al tiempo que se levantaba de la mesa con la excusa<br />
de que tenía que revisar su equipo y dejaba a su papá pensativo e<br />
intrigadísimo.<br />
A punto ya de llegar al campo de fútbol del barrio, el hombre no pudo<br />
contenerse más y le preguntó: – Dime Javi: ¿A qué soñaste que ganaban el<br />
partido y tu actuación era excepcional? Y su hijo le contestó sin pestañar<br />
siquiera: – Mira papá, la verdad es que soñé que jugaba al fútbol sin presiones,<br />
ni gritos, ni expectativas de estrellato, solo para pasármelo bien y no te<br />
imaginas cuanto disfruté – luego de decirlo, sintió un alivio enorme. Y antes de<br />
entrar lo abrazó muy fuerte y le recordó al oído: – Yo te quiero mucho papá,<br />
pero no te olvides que el que quiere una estrella futbolística en la familia eres<br />
tú, yo voy a ser veterinario.<br />
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