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José Ignacio Domingo Regidor<br />
EL GALGO DE TORRERO<br />
Antes de morir, el abuelo me lo contó muchas veces, que aquel había<br />
sido el mejor partido de su vida, el mejor del Zaragoza. Fue en el campo de<br />
Torrero, muchos años antes de que yo naciera, en 1952, la primera vez que el<br />
Zaragoza le ganó al Athletic de Bilbao. Lo eliminaron en primera ronda de<br />
Copa, remontando un 3-0 del partido de ida.<br />
Entonces el abuelo era muy joven, no tenía dinero para la entrada y su<br />
padre no quería que fuera al campo, así que se coló. No se lo hubiera perdido<br />
por nada del mundo. Era el Athletic de Venancio, Lezama y Gainza, y Zarra<br />
que no jugó; un equipo de galácticos de los de entonces.<br />
Tantas veces me lo recordó que un día, cuando yo tenía nueve o diez<br />
años, me llevó a ver aquel campo donde todo ocurrió. Bueno, lo poco o nada<br />
que quedaba de él. Aquella mañana hacía bastante frío y había una niebla<br />
muy espesa de esas que ahora apenas se ven. Recuerdo que cuando<br />
llegamos, un perro flacucho se me acercó a olisquear el balón que yo llevaba<br />
cogido entre el brazo y la cadera. Él se dejó acariciar la cabeza, pero el abuelo<br />
lo ahuyentó enseguida y me advirtió de que no debía tocar a los perros<br />
abandonados. Otras personas que paseaban por allí dijeron que podía ser<br />
peligroso y que llamarían a la perrera.<br />
Cuando llegamos me esperaba un gran estadio de fútbol, por eso me<br />
extrañó que el abuelo me llevara a un pequeño parque rodeado de grandes<br />
bloques de casas de ladrillo blanco. Observé cómo caminaba, dando pasos<br />
largos y mirando a todos los lados, como si intentara buscar un tesoro.<br />
Siempre hablábamos del Zaragoza, del resultado de cada semana, del<br />
último gol. Sabía más que los que escribían en los periódicos o hablaban en la<br />
radio, con él era fácil. En cambio en el colegio no tanto. Los chicos que eran<br />
de otros equipos se reían de mí, me decían que yo era igual de paquete que<br />
los que jugaban en el Zaragoza. Entonces yo tiraba la cartera y me ponía a<br />
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