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de la final del 94 que se ganó al Celta por penaltis la afición maña cantó los<br />
goles del Zaragoza como si fueran en directo. Los penaltis del celta hasta que<br />
falló Alejo murmuramos de cachondeo como si no supiéramos quien iba a<br />
ganar. Cuando tiró Higuera el decisivo a los aficionados del celta perdón por la<br />
expresión, se les quedó una cara de gilipollas impresionante. Ahora la afición si<br />
que estaba despertando.<br />
Empezó el partido y como era de esperar el Celta salió en tromba y el<br />
Real Zaragoza a verlas venir.<br />
Como he dicho antes el Celta tenía un equipazo plagado de estrellas y el<br />
Zaragoza venía de salvarse la última jornada. Me acuerdo del gran Cáceres,<br />
Gustavo López, Catanha y los rusos. Karpin y Mostovoi parecían tanques de la<br />
Unión Soviética comparándolos con nuestros jugadores más cumplidores como<br />
Rebosio o Pablo. En el minuto cinco ya nos habían metido un gol. Mi padre me<br />
abrazo y me dijo: “Tranquilo, es como se termina, no como se acaba”. Pero la<br />
verdad que tenía una cara que parecía que nos iba a caer un saco. Mi amigo y<br />
yo aún así no paramos de agitar nuestras bufandas animando al equipo.<br />
Parecía que el Celta dejaba de pisar el acelerador y la cosa se calmaba.<br />
Estábamos muy lejos de empatar pero por lo menos no llevábamos cinco en el<br />
saco como parecía que empezaba la cosa.<br />
Nos pitaron un córner a favor y apareció el capitán, el eterno capitán. El<br />
chaval de Badalona que vino a hacer la mili a Zaragoza y ha sido el jugador<br />
que más ha vestido la camiseta del Real Zaragoza. También ha sido el defensa<br />
que más se ha abierto la cabeza por el león rampante. Nadie si no él, podía<br />
echarse el equipo a la espalda ese día. Cabezazo y gol. Todos a abrazarle y la<br />
afición eufórica. Es aquí el comienzo de la noche perfecta. Mi padre se llegó a<br />
emocionar haciéndome llorar a mí. Nuestros amigos ni se lo creían tampoco.<br />
Los celtiñas volvieron a callarse como en el resumen de la copa del 94 y la<br />
afición volvió a alentar al equipo como nunca. Tanto se empezó a cantar que<br />
parecía ahora que nosotros les doblábamos en número. El Zaragoza era<br />
llevado por su afición en volandas. Los jugadores lo sentían, se notaba la plena<br />
comunión con su grada y de repente cayó el segundo. Remontada histórica.<br />
Gol del brasileño que vino del Japón. Es verdad que cuando se dice que los<br />
jugadores hacen algo siempre. Jamelli no ha marcado historia con sus números<br />
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