I.Relatos.Aupazaragoza

CUANDO CEDRUN ENCESTÓ MI ZARAGOCISMO
Olga Torres Carreras
Día de Reyes, comienzo de la década de los 90 en una planta del Infantil
de Zaragoza, un grupo de muchachos recorren nerviosos los pasillos, saliendo
y entrando de sus habitaciones.
Es un nerviosismo que les hace olvidar todos sus dolores, la razón que
les tiene en uno de los días más especiales del año para los niños lejos de los
suyos entre las cuatro paredes de ese hospital.
Hoy no importa nada, es bien sabido que vienen los reyes. Son además
unos reyes muy especiales, que no visten traje real, visten los colores del Real
Zaragoza.
Desde hace un par de días su visita es un hecho que tiene
revolucionada a toda la planta. Aquellos que pueden, imitan a nuestros
visitantes jugando al fútbol entre las regañinas de las enfermeras.
Los que están más flojicos, se toman la medicina sin rechistar, para
estar al 100 % cuando llegue el momento de recibirlos. Y unos y otros tenemos
nuestras habitaciones, perfectas para recibir a tan ilustres visitantes.
Los más veteranos han visto algún trocito de partidos de liga desde el
ventanal de los ascensores y han abierto una porra sobre los nombres que
vendrán a visitarnos y los regalos que nos traerán.
Yo también he participado en esa porra y lo he hecho apostando a
seguro que “el de mi barrio”, Javier Villarroya, seguro que será uno de los que
vendrá. Les he contado a todos que es amigo de mi tío Alberto y que su madre
es la cocinera del colegio al que voy.
Os podréis imaginar que esto me ha hecho ganar un hueco en la
popularidad de los ingresados, con la coletilla de “esa conoce a uno”. Casi les
ha hecho olvidar que soy una chica, ahora soy la que conoce a Villarroya
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