Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
Desde mi cama y no sin cierta envidia les miró jugar y no sé quien está<br />
disfrutando más del momento, si el gran Pedro o el pequeño Andoni.<br />
En mitad de mi observación silenciosa, entre las risas de uno y otro, el<br />
portero me ha preguntado si quería jugar: “Ven que se te nota en la cara, lleva<br />
un mando de los de Pedro, a ver si así podéis ganarme”<br />
Y también he sentido el efecto C, he olvidado que hace cuatro días<br />
olvide todo y por eso estoy allí. Estoy sentada con Pedro Javier para ganarle<br />
una partida al portero del Real Zaragoza.<br />
Y así entre canastas, risas y bromas han venido a buscarlo para<br />
marcharse y entonces se ha puesto serio, pidiendo que le diesen cinco minutos<br />
más o el rato que fuera necesario pues tenía un asunto importante que no<br />
podía dejar sin terminar.<br />
“Estaba jugando al básquet con sus amigos Pedro y Olga, y aún no<br />
había terminado la partida”<br />
Y mientras nosotros nos hemos sentido importantes, los más<br />
importantes del hospital, los que tenía un jugador en exclusiva. Y por si fuera<br />
poco, un jugador que era su amigo.<br />
Creo que ni en 2 contra 1 pudimos ganarle, a mi ese día Andoni, me<br />
ganó doblemente.<br />
Recuerdo que al salir del hospital, en casa de mis abuelos vi a mi tío<br />
Eusebio y le dije que desde ese año sería del Real Zaragoza. Le conté que era<br />
amiga del portero y que entonces tenía que ser de su equipo, de ese equipo de<br />
gente tan buena que te sacan una sonrisa y te hacen olvidar los dolores.<br />
En aquella habitación, en aquellos quince minutos de juego, Cedrún<br />
decantó la balanza del partido entre mis tíos y me hizo del Real Zaragoza.<br />
Ese día de Reyes, desde entonces para siempre, Andoni encestó mi<br />
zaragocismo.<br />
- 75 -