I.Relatos.Aupazaragoza

- ¡Papá me tienes que ir contando todo lo que sabes del fútbol y del Real
Zaragoza!
- Hay tanto que contarte hijo mío, que no sé por dónde empezar.
- Yo, sin ánimo de interferir en la educación que le dé a su vástago, me
remontaría a narrarle sus propias experiencias de manera cronológica. Me
parece mucho más acertado el contar las vivencias de cada uno, que el
avasallar con datos que hemos recibido sobre la final de tal copa, o la derrota
en tal competición. El contar el primer partido, las historias y anécdotas que te
relataron en ese partido y en los siguientes, así como detallar cada dato o
reseña es la mejor manera de que la información sea fidedigna.
- Creo que tiene razón. Además así soy más objetivo y no cuento
información que he recibido sobre la que yo mismo tengo mis dudas. ¡Incluso
me llegaron a mencionar que una vez fuimos campeones del continente!
- ¡Oiga usted! ¡Es que eso es verdad!
- ¡No me diga! Pues yo desconfiaba de que fuera algo real y cierto…
- Ya le diré dónde puede usted encontrar testimonios de esa gesta.
Incluso en la biblioteca se guardan documentos que lo atestiguan y, si dispone
de tiempo y espera, usted mismo lo podrá comprobar tan sólo con asomarse a
algún ventanal. El partido se acercaba a su fin. No se puede catalogar el
partido como un gran partido por las circunstancias ya mencionadas de la
canícula de agosto.
- Bueno, final del partido. Ha sido un placer volver a verle después de
todo el verano sin saber nada de usted. ¿Aún sigue viviendo junto al Parque
Labordeta?
- Sí, es la mejor zona para nosotros. Así el chaval tiene más libertad y
menos peligro de vehículos. ¿Y usted? Si no recuerdo mal vivía en los
aledaños de la Ciudad Universitaria.
- Todavía sigo viviendo por allí. Desde que mi pareja falleció este
invierno pasado pensé en trasladarme. Pero luego me di cuenta que eso
supondría alejarme de La Romareda y no poder divisar los focos que me
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