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De camino al estadio me encontré con una amiga de la escuela, muy<br />
zaragocista también y quien me introdujo al Real Zaragoza en su día y por<br />
quien me hice abonado, si no, igual no habría tenido esa inquietud. Me alegré<br />
mucho de encontrármela y, aunque fuera un acto de casualidad, el estar en ese<br />
lugar en ese momento, fue algo que me costará olvidar.<br />
Paramos en un bar, y por necesidad tuve que entrar al aseo, me hizo<br />
gracia ver encima del váter la pegatina del “Sí, se puede” de Heraldo.<br />
Estábamos invadiendo Madrid.<br />
Ya en la puerta del estadio, había un hermanamiento de las aficiones del<br />
Getafe y el Real Zaragoza. Muchos “azulones” con el cachirulo a la cabeza,<br />
cánticos maños y pancartas a la Virgen y un Obama simulando el “Sí, se<br />
puede” de Manolo Jiménez. Aplausos y ánimos cuando llegó el bus del Real<br />
Zaragoza al estadio, los jugadores desde dentro nos respondieron. Pitos<br />
cuando llegaron los del Getafe.<br />
Nunca, hasta ahora, he entrado antes a un estadio. Al menos una hora,<br />
por no decir hora y media, estuve esperando en mi asiento junto a mi hermana<br />
pequeña, que comenzase el partido. El campo estaba repleto de gente, y en<br />
ambos fondos pancartas y los principales colectivos.<br />
Una vez empezado el partido, yo personalmente protestaba todas las<br />
faltas en contra y ocasiones lamentadas; así que el hombre “azulón” de detrás<br />
de mí, me dijo: “Ya sabemos que vais a ganar, pero dejadnos ver un poquico el<br />
fútbol que es el último de la temporada hombre”.<br />
Yo no iba a dejar de expresar mi zaragocismo desde la grada, así que<br />
cogí a mi hermana pequeña y me la llevé a uno de los fondos arriba del todo,<br />
donde no podía molestar a nadie, y además estaba entre zaragocistas.<br />
Llegó el gol final de Hélder Postiga y por consiguiente la permanencia<br />
del equipo ese año en Primera División. Es increíble ver a una congregación<br />
de tantas personas cantando el mismo himno, defendiendo los mismos colores<br />
y expresando tantas emociones por 90 minutos de un deporte. Para mí, el Real<br />
Zaragoza es algo más que un deporte, es un sentimiento y lo que ello conlleva,<br />
y siempre estaré orgulloso de ser del equipo que soy, estemos donde estemos<br />
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