Una introducción a la teorÃa literaria - Exordio
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sin ambages el dilema del liberal moderno o del humanista romántico: por una parte, después de<br />
Marx, Freud y el postestructuralismo no es posible regresar a una fe humana serena y optimista, y,<br />
por <strong>la</strong> otra, cualquier humanismo que como el de Bloom ha soportado <strong>la</strong> atroz presión de esas doctrinas<br />
se hal<strong>la</strong> fatalmente comprometido y contaminado por el<strong>la</strong>s. Las épicas batal<strong>la</strong>s de gigantes de<br />
<strong>la</strong>s que hab<strong>la</strong> Bloom conservan el esplendor psíquico de una edad prefreudiana, pero han perdido<br />
<strong>la</strong> inocencia: son peleas domésticas, escenas de culpa, envidia, ansiedad y agresión. Ninguna teoría<br />
<strong>literaria</strong> humanística que haya pasado por alto tales realidades podría presentarse como reconocidamente<br />
―moderna‖, pero cualquier otra teoría que les dé entrada tendrá que sentirse a <strong>la</strong><br />
vez sosegada y amargada por el<strong>la</strong>s a tal grado que su propia capacidad para afirmarse se vuelve<br />
casi maniáticamente voluntariosa. Bloom avanza por <strong>la</strong> senda fácil de <strong>la</strong> desconstrucción<br />
norteamericana, y llega al punto de poder luchar a brazo partido para regresar a lo heroicamente<br />
humano, pero sólo recurriendo, al estilo de Nietzsche, ―a <strong>la</strong> voluntad de poder y a <strong>la</strong> voluntad de<br />
persuasión‖ de <strong>la</strong> imaginación individual, destinada a continuar siendo arbitraria, basada en el<br />
gesto, en el movimiento. En este mundo exclusivamente patriarcal de padres e hijos, todo se centra<br />
con creciente estridencia retórica en el poder, en <strong>la</strong> lucha, en <strong>la</strong> fuerza de voluntad. Para Bloom, <strong>la</strong><br />
crítica propiamente dicha es una forma de <strong>la</strong> poesía, así como los poemas son implícitamente crítica<br />
<strong>literaria</strong> de otros poemas. El que <strong>la</strong> interpretación crítica ―dé resultado‖, no es, en resumidas<br />
cuentas, cuestión de valor-verdad, sino que depende de <strong>la</strong> fuerza retórica del crítico. Se trata de un<br />
humanismo extremo, sin otro fundamento que su fe emprendedora, varada entre un racionalismo<br />
desacreditado y un escepticismo intolerable.<br />
<strong>Una</strong> vez que Freud observaba a su nieto jugando en su cochecito, vio que arrojaba un<br />
juguete fuera del cochecillo y gritaba fort! (se fue), y que luego, tirando de una cuerda, lo recuperaba<br />
y gritaba da! (aquí). Este famoso juego del fort-da lo interpreta Freud en el libro Más allá del principio<br />
del p<strong>la</strong>cer (1920) como superación o dominio del niño ante <strong>la</strong> ausencia de su madre, pero también<br />
puede interpretarse como los primeros destellos de <strong>la</strong> forma narrativa. El fort-da quizá sea el re<strong>la</strong>to<br />
más breve que pudiera uno imaginar: se pierde un objeto y a continuación se le recupera. Aun los<br />
re<strong>la</strong>tos más complejos pueden interpretarse como variantes de este modelo: el patrón del re<strong>la</strong>to<br />
clásico consiste en que se desbaratará un arreglo original que, al fin y al cabo, vuelve a <strong>la</strong> forma<br />
inicial. Desde este punto de vista el re<strong>la</strong>to es una fuente de consuelo: los objetos perdidos<br />
constituyen para nosotros una fuente de ansiedad, símbolo de ciertas pérdidas inconscientes más<br />
profundas (el nacimiento, <strong>la</strong>s heces, <strong>la</strong> madre) y siempre es p<strong>la</strong>centero volverlos a encontrar seguros<br />
en su lugar. Según <strong>la</strong> teoría <strong>la</strong>caniana, un objeto inicialmente perdido -el cuerpo de <strong>la</strong> madre— es lo<br />
que empuja hacia ade<strong>la</strong>nte <strong>la</strong> narración de nuestras vidas al impulsarnos a buscar sustitutos de ese<br />
paraíso perdido en el interminable movimiento metonímico del deseo. Para Freud, el esforzarse por<br />
regresar al lugar donde no puede sobrevenirnos ningún daño, a <strong>la</strong> existencia inorgánica anterior a<br />
<strong>la</strong> vida consciente es lo que nos mantiene en <strong>la</strong> lucha: nuestro apego compulsivo (Eros) es esc<strong>la</strong>vo<br />
de <strong>la</strong> tendencia a <strong>la</strong> muerte (Tánatos). Algo debe perderse o quedar ausente para que una narración<br />
pueda desenvolverse: si todo permaneciera en su sitio no habría historia que contar. La pérdida es<br />
angustiosa pero también es emocionante: lo que no podemos poseer plenamente estimu<strong>la</strong> el deseo,<br />
y ello constituye una fuente de satisfacción narrativa. Sin embargo, cuando se trata de algo que<br />
jamás lograremos poseer, <strong>la</strong> emoción o excitación puede hacerse intolerable y convertirse en<br />
disgusto. Nos hace falta saber que Tom Jones va a regresar a Paradise Hall y que Hércules Poirot<br />
dará con el asesino. Nuestra excitación encuentra una salida agradable, nuestras energías quedan<br />
astutamente atadas porque el re<strong>la</strong>to nos mantiene en suspenso e incurre en repeticiones pero sólo<br />
como preparación para una p<strong>la</strong>centera liberación. 7 Pudimos soportar <strong>la</strong> desaparición del objeto<br />
porque en medio de nuestra inquietante incertidumbre nos acompañaba en secreto <strong>la</strong> convicción de<br />
que volvería a su lugar. Fort sólo tiene significado en re<strong>la</strong>ción con da.<br />
Por supuesto, lo contrario también es verdad. <strong>Una</strong> vez insta<strong>la</strong>dos dentro del orden<br />
simbólico, no podemos considerar un objeto o poseerlo sin verlo inconscientemente a <strong>la</strong> luz de una<br />
7 Véase Peter Brooks, “Freud´s Masterplot: Questions of Narrative”, en Shoshana Felman (comp.), Literature and<br />
Psychoanalysis (Baltimore, 1982).<br />
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