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Una introducción a la teoría literaria - Exordio

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principio de <strong>la</strong> nove<strong>la</strong>. Quizá <strong>la</strong>s dirige a Piet y Ánge<strong>la</strong> algún otro personaje o una voz que<br />

súbitamente bajó del cielo. <strong>Una</strong> razón por <strong>la</strong> cual esta última solución no parece probable es que el<br />

estilo coloquial de <strong>la</strong> pregunta no correspondería a una voz llegada del cielo, además, como<br />

probablemente ya sabemos, Updike suele ser un escritor realista que no acostumbra esos<br />

procedimientos. Empero, los textos de un escritor no integran necesariamente un todo consistente,<br />

y por ello debe tenerse cuidado antes de apoyarse más de <strong>la</strong> cuenta en esto último. Partiendo de una<br />

base realista no es probable que <strong>la</strong> pregunta <strong>la</strong> formule un coro de personajes hab<strong>la</strong>ndo al unísono,<br />

y algo menos improbable es que <strong>la</strong> formule algún otro personaje, ni Piet ni Ánge<strong>la</strong>, pues a<br />

continuación nos enteramos de que se están desvistiendo, e incluso podemos imaginar que se trata<br />

de un matrimonio, pues sabemos que <strong>la</strong>s parejas casadas, por lo menos en ese suburbio de<br />

Birmingham, no acostumbran desvestirse al mismo tiempo enfrente de terceros, aunque por<br />

separado puedan obrar de otra manera.<br />

Al ir leyendo esas pa<strong>la</strong>bras quizá hicimos ya toda una serie de inferencias. Por ejemplo,<br />

pudimos inferir que <strong>la</strong> pareja de marras está formada por un hombre y una mujer, aun cuando<br />

hasta ese momento nada indique que no se trata de dos mujeres o de dos cachorros de tigre.<br />

Suponemos que quien formu<strong>la</strong> <strong>la</strong> pregunta, sea quien fuere, no sabe leer el pensamiento, pues de lo<br />

contrario, no tendría necesidad de preguntar. Podemos sospechar que quien pregunta aprecia <strong>la</strong><br />

opinión de <strong>la</strong> persona con quien está hab<strong>la</strong>ndo, aunque se carezca de contexto suficiente para juzgar<br />

si <strong>la</strong> pregunta es o no burlona o agresiva. Podríamos imaginar que estas pa<strong>la</strong>bras: ―los Hanema‖,<br />

están en oposición gramatical con <strong>la</strong>s pa<strong>la</strong>bras ―Piet y Ánge<strong>la</strong>‖, para indicar que se trata de su<br />

apellido, lo cual proporciona una valiosa prueba de que están casados. Sin embargo, no podemos<br />

desechar <strong>la</strong> posibilidad de que hay un grupo de personas, además de Piet y Ánge<strong>la</strong>, que llevan el<br />

apellido Hanema, que quizá se trata de toda una tribu, y que todos se están desvistiendo juntos en<br />

un inmenso salón. El que Piet y Ánge<strong>la</strong> lleven el mismo apellido no confirma que se trate de marido<br />

y mujer. Quizá sean personas muy liberadas, incestuosas, hermano y hermana, padre e hija, madre<br />

e hijo. Hemos supuesto, sin embargo, que se están viendo mientras se desvisten, pero nada nos ha<br />

indicado aun que <strong>la</strong> pregunta no se haya gritado de una a otra alcoba, o de una a otra tienda de<br />

lona, en una p<strong>la</strong>ya. Quizá Piet y Ánge<strong>la</strong> sean niños pequeños, aun cuando por <strong>la</strong> re<strong>la</strong>tiva<br />

mundanidad de <strong>la</strong> pregunta esto no sea probable, <strong>la</strong> mayor parte de los lectores ya habrá supuesto<br />

que Piet y Ánge<strong>la</strong> Hanema forman una pareja de personas casadas que se están desvistiendo juntas<br />

en su dormitorio después de equis actividad, quizá una fiesta a <strong>la</strong> cual concurrió una pareja de<br />

recién casados, aunque, en realidad, nada de esto se haya dicho.<br />

El que <strong>la</strong> nove<strong>la</strong> principie con esas dos frases significa, por supuesto que muchas de <strong>la</strong>s<br />

preguntas mencionadas obtendrán respuesta en el transcurso de <strong>la</strong> lectura. El proceso de<br />

especu<strong>la</strong>ción e inferencias a que nos lleva nuestra ignorancia en este caso, es, cabalmente, un<br />

ejemplo muy penetrante o impresionante de lo que hacemos todo el tiempo cuando leemos. En el<br />

transcurso de <strong>la</strong> lectura encontramos otros muchos problemas, los cuales sólo se resolverán<br />

mediante nuevas suposiciones. Se nos irán proporcionando hechos a los cuales no tuvimos acceso en<br />

esas preguntas, pero continuaremos asignándoles interpretaciones más o menos cuestionables. El<br />

leer <strong>la</strong>s pa<strong>la</strong>bras iniciales de <strong>la</strong> nove<strong>la</strong> de Updike nos introduce en una red notablemente compleja<br />

de esfuerzos, en gran parte inconscientes. Aun cuando pocas veces nos demos cuenta,<br />

constantemente estamos e<strong>la</strong>borando hipótesis sobre el significado del texto. El lector hace<br />

conexiones implícitas, cubre huecos, saca inferencias y pone a prueba sus presentimientos. Todo<br />

ello significa que se recurre a un conocimiento tácito del mundo en general y, en particu<strong>la</strong>r, de <strong>la</strong>s<br />

prácticas aceptadas en literatura. En realidad, el texto no pasa de ser una serie de indicaciones<br />

dirigidas al lector, de invitaciones a dar significado a un trozo escrito. En <strong>la</strong> teoría de <strong>la</strong> recepción, el<br />

lector "concretiza" <strong>la</strong> obra <strong>literaria</strong>, <strong>la</strong> cual, en sí misma, no pasa de ser una cadena organizada de<br />

signos negros estampados en una página. Sin esta continua participación activa por parte del lector,<br />

definitivamente no habría obra <strong>literaria</strong>. Por muy sólido que todo esto parezca, <strong>la</strong> verdad es que<br />

para <strong>la</strong> teoría de <strong>la</strong> recepción toda obra <strong>literaria</strong> está constituida por huecos (igual que <strong>la</strong>s tab<strong>la</strong>s de<br />

<strong>la</strong> física moderna), como el hueco existente entre <strong>la</strong> primera y <strong>la</strong> segunda frase de Parejas, donde el<br />

lector proporciona el nexo faltante. La obra está llena de "indeterminaciones", elementos cuyo efecto<br />

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