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Una introducción a la teoría literaria - Exordio

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omántico según el cual un poema, como una persona, contiene una esencia vital, un alma que debe<br />

tratarse con sumo respeto, fue bruscamente desenmascarado y dec<strong>la</strong>rado teología disfrazada, temor<br />

supersticioso a <strong>la</strong> investigación razonada que convertía a <strong>la</strong> literatura en fetiche y reforzaba <strong>la</strong><br />

autoridad de una élite crítica "naturalmente" sensitiva. Más aún, el método estructuralista<br />

implícitamente cuestionaba <strong>la</strong> pretensión de <strong>la</strong> literatura a ser una forma de discurso de carácter<br />

único o singu<strong>la</strong>r, como podían descubrirse profundas estructuras tanto en Mickey Spil<strong>la</strong>ne como en<br />

Sir Philip Sidney -muy parecidos, a decir verdad- ya no era fácil asignar a <strong>la</strong> literatura una situación<br />

ontológicamente privilegiada. Con el advenimiento del estructuralismo, el mundo de los grandes<br />

estéticos y sabios humanistas literarios de <strong>la</strong> Europa del siglo XX -el mundo de Croce, Curtius,<br />

Auerbach, Spitzer y Wellek- pareció que había pasado a <strong>la</strong> historia. 6 Estos extraordinarios eruditos,<br />

intuitivos, imaginativos, con capacidad de sugerencia de amplitud cosmopolita, aparecieron<br />

súbitamente dentro de <strong>la</strong> perspectiva histórica como luminarias de un relevante humanismo<br />

europeo que precedió a <strong>la</strong>s turbulencias y conf<strong>la</strong>graciones de mediados del siglo XX. Parecía c<strong>la</strong>ro<br />

que no podría reinventarse una cultura tan rica, que <strong>la</strong> opción se reducía a aprender de el<strong>la</strong> y seguir<br />

ade<strong>la</strong>nte o a aferrarse nostálgicamente a lo que de el<strong>la</strong> subsistía en nuestra época, c<strong>la</strong>mando contra<br />

un mundo moderno donde <strong>la</strong> literatura barata y a <strong>la</strong> rústica ha significado <strong>la</strong> muerte de <strong>la</strong> cultura<br />

superior, y donde ya no hay sirvientes que cuiden <strong>la</strong> puerta de <strong>la</strong> casa mientras uno lee a sus anchas<br />

y a so<strong>la</strong>s.<br />

La insistencia del estructuralismo en el carácter "construido" del significado humano<br />

representó un notable progreso. El significado no era ni experiencia privada ni un hecho de origen<br />

divino: era el producto de ciertos sistemas comparativos de significación. La confiada creencia<br />

burguesa en que el sujeto individual ais<strong>la</strong>do era manantial y origen de todo significado recibió un<br />

duro golpe: el lenguaje precedía al individuo; y más bien que ver al lenguaje como producto del<br />

individuo debía considerarse que <strong>la</strong> verdad se hal<strong>la</strong>ba en <strong>la</strong> proposición contraria. El significado no<br />

era "natural", no era meramente cuestión de ver y mirar, o algo decidido para siempre: <strong>la</strong> forma en<br />

que se interpreta el mundo —nuestro mundo— era una función de los lenguajes que tiene uno a su<br />

disposición, los cuales, evidentemente, no tienen nada de inmutable. El significado dejó de ser algo<br />

que hombres y mujeres compartían intuitivamente en cualquier parte, y a continuación articu<strong>la</strong>ban<br />

en sus diversas lenguas y tipos de escritura. Ante todo, el significado que pudiera articu<strong>la</strong>rse<br />

dependía del tipo de escritura y de lenguaje que se compartía. Allí se encontraban <strong>la</strong>s semil<strong>la</strong>s de<br />

una teoría del significado -social e histórica— cuyas secue<strong>la</strong>s penetrarían hondamente en el<br />

pensamiento contemporáneo. Ya no era posible ver <strong>la</strong> realidad simplemente como algo que está<br />

"allí o allá", un orden fijo de <strong>la</strong>s cosas que el lenguaje meramente reflejaba. Dando esto por sentado,<br />

existía un <strong>la</strong>zo natural entre <strong>la</strong> pa<strong>la</strong>bra y <strong>la</strong> cosa, un determinado conjunto de correspondencias<br />

entre los dos campos. Nuestro lenguaje descubría para beneficio nuestro cómo era el mundo, y esto<br />

no podía ponerse en te<strong>la</strong> de juicio. El criterio racionalista o empírico acerca del lenguaje padeció<br />

mucho en manos del estructuralismo: sí, como Saussure había sostenido, <strong>la</strong> re<strong>la</strong>ción entre signo y<br />

referente era arbitraria, ¿cómo podía mantenerse en pie cualquier teoría de <strong>la</strong> "correspondencia‖?<br />

La realidad no se reflejaba en el lenguaje pues era producto del lenguaje, era una manera particu<strong>la</strong>r<br />

de esculpir el mundo que dependía a fondo de los signo-sistemas de que disponemos o, dicho con<br />

mayor precisión, que disponen de nosotros. Entonces comenzó a sospecharse que el<br />

estructuralismo no era sólo una forma de empirismo puesto que era una forma más del idealismo<br />

filosófico, que su concepto de <strong>la</strong> realidad, esencialmente como producto del lenguaje, constituía, ni<br />

más ni menos, <strong>la</strong> reciente versión de <strong>la</strong> doctrina idealista clásica según <strong>la</strong> cual <strong>la</strong> conciencia humana<br />

constituye el mundo.<br />

El estructuralismo escandalizó al establishment literario por su menosprecio del individuo, su<br />

enfoque clínico de los misterios de <strong>la</strong> literatura y su evidente incompatibilidad con el sentido<br />

común. El que el estructuralismo ofenda al sentido común encierra una ventaja que siempre lo ha<br />

favorecido. El sentido común afirma que <strong>la</strong>s cosas generalmente tienen un solo significado y que<br />

6 CF. Benedetto Croce, Estética; Eric Auerbach, Mimesis, E. R. Curtius, Literatura europea y Edad Media <strong>la</strong>tina; Leo<br />

Spitzer, Linguistics and Literary History (Princeton, N. J., 1954); René Wellek, A History of Modern Criticism.<br />

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