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Una introducción a la teoría literaria - Exordio

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texto es más que una mera cuestión interna: también se hal<strong>la</strong> inherente en <strong>la</strong> re<strong>la</strong>ción del texto con<br />

sistemas de significado más amplios, con otros textos, códigos y normas, tanto en <strong>la</strong> literatura como<br />

en toda <strong>la</strong> sociedad. Su significado se re<strong>la</strong>ciona también con el "horizonte de expectativas" del<br />

lector. Lotman asimiló bien <strong>la</strong>s enseñanzas de <strong>la</strong> teoría de <strong>la</strong> recepción. El lector es quien, por virtud<br />

de ciertos "códigos receptivos" a su disposición, identifica como "recurso" tal o cual elemento de <strong>la</strong><br />

obra; este recurso no es meramente un rasgo interno sino una característica que se percibe a través<br />

de un código especial y frente a un fondo textual definido. Lo que para una persona es recurso<br />

poético puede ser para otra lenguaje de todos los días.<br />

Por todo lo anterior resulta obvio que <strong>la</strong> crítica <strong>literaria</strong> ha ade<strong>la</strong>ntado mucho desde los días<br />

en que nos reducíamos a poco más que a emocionarnos con <strong>la</strong> belleza de <strong>la</strong>s imágenes. De hecho, <strong>la</strong><br />

semiótica representa una crítica <strong>literaria</strong> transfigurada por <strong>la</strong> lingüística estructural, una actividad<br />

más disciplinada y menos impresionista que, como lo atestigua <strong>la</strong> obra de Lotman, reacciona con<br />

más -no con menos- viveza a <strong>la</strong>s riquezas de <strong>la</strong> forma y del lenguaje que <strong>la</strong> mayor parte de <strong>la</strong> crítica<br />

tradicional. Si el estructuralismo transformó el estudio de <strong>la</strong> poesía, también revolucionó el estudio<br />

de <strong>la</strong> narrativa. Creó toda una nueva ciencia <strong>literaria</strong> -<strong>la</strong> narratología- cuyos exponentes más<br />

influyentes han sido A. J. Greimas (lituano), Tzvetan Todorov (búlgaro) y los críticos franceses<br />

Gérard Genette, C<strong>la</strong>ude Bremond y Ro<strong>la</strong>nd Barthes. El análisis estructuralista moderno de <strong>la</strong><br />

narrativa comenzó con los trabajos —verdaderamente precursores—sobre los mitos del<br />

antropólogo estructuralista francés C<strong>la</strong>ude Lévi-Strauss, el cual consideró mitos aparentemente<br />

diferentes como variaciones de cierto número de temas básicos. Bajo <strong>la</strong> inmensa heterogeneidad de<br />

los mitos se encontraban ciertas estructuras universales, a <strong>la</strong>s cuales podía reducirse cualquier mito<br />

en particu<strong>la</strong>r. Los mitos constituían una especie de lenguaje, podían reducirse a unidades<br />

individuales ("mitemas") que, como <strong>la</strong>s unidades sonoras básicas del lenguaje (fonemas), sólo<br />

adquirieron significados al combinarse entre sí en formas particu<strong>la</strong>res. Las reg<strong>la</strong>s que reg<strong>la</strong>n dichas<br />

combinaciones podrían entonces considerarse como una especie de gramática, como un conjunto de<br />

re<strong>la</strong>ciones subyacentes en <strong>la</strong> superficie de <strong>la</strong> narración que constituyen el verdadero ―significado‖<br />

del mito. Opina Lévi-Strauss que esas re<strong>la</strong>ciones son de suyo inherentes a <strong>la</strong> mente humana, de<br />

manera que al estudiar el cuerpo de un mito se considera menos su contenido narrativo que <strong>la</strong>s<br />

operaciones mentales universales que lo estructuran. Esas operaciones mentales, tales como el<br />

establecer oposiciones binarias, son en cierta manera lo que constituye un mito: son recursos con los<br />

cuales se piensa, modos de c<strong>la</strong>sificar y ordenar <strong>la</strong> realidad, lo cual, más que volver a contar una<br />

historia en particu<strong>la</strong>r, constituye su punto central. Lévi-Strauss opina que lo mismo puede decirse<br />

de los sistemas totémicos y de parentesco, los cuales, más que instituciones sociales y religiosas, son<br />

redes de comunicación, códigos que permiten <strong>la</strong> transmisión de ―mensajes‖. La mente que piensa<br />

todo esto no es <strong>la</strong> mente del sujeto individual: los mitos se piensan a sí mismos a través de <strong>la</strong> gente<br />

(pero no viceversa, o al menos no en el mismo grado). No tienen origen en una conciencia<br />

particu<strong>la</strong>r, ni buscan un fin particu<strong>la</strong>r. Por lo tanto, uno de los resultados del estructuralismo es <strong>la</strong><br />

―descentralización‖ del sujeto individual, al cual ya no se considera como origen o como fin del<br />

significado. Los mitos poseen una concreta existencia colectiva cuasi objetiva, desarrol<strong>la</strong>n su propia<br />

"lógica concreta", supremamente despreocupados de los caprichos del pensamiento individual, y<br />

reducen cualquier conciencia particu<strong>la</strong>r a mera función de sí mismos.<br />

La narratología es <strong>la</strong> generalización de este modelo más allá de los ―textos‖ no escritos de <strong>la</strong><br />

mitología tribal para llegar a otros tipos de re<strong>la</strong>to. El formalista ruso V<strong>la</strong>dimir Propp ya había<br />

tenido un comienzo prometedor con su libro Morfología del cuento (1928), en el cual se reducen<br />

audazmente todos los re<strong>la</strong>tos folclóricos a siete "esferas de acción" y a treinta y un elementos fijos o<br />

"funciones". Cualquier re<strong>la</strong>to folclórico considerado en particu<strong>la</strong>r combina esas "esferas de acción"<br />

(el héroe, el ayudante, el vil<strong>la</strong>no, <strong>la</strong> persona buscada, etc.) en formas específicas. A pesar de <strong>la</strong><br />

drástica economía del modelo era posible reducirlo aún más. A. J. Greimas, al encontrar en su<br />

Sémantique structurale (1966) demasiado empírico el esquema de Propp, pudo abstraer todavía más<br />

su exposición mediante el concepto del actante, el cual no es ni narración específica ni personaje sino<br />

unidad estructural. Los seis actantes de Sujeto y Objeto, Remitente y Receptor, Ayudante y<br />

Oponente pueden subsumir <strong>la</strong>s diversas esferas de acción de que hab<strong>la</strong> Propp y encaminarse a una<br />

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