Una introducción a la teorÃa literaria - Exordio
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grandes nove<strong>la</strong>s del mundo. Además, el criterio de <strong>la</strong> Nueva Crítica según el cual un poema era<br />
equilibrio exquisito entre actitudes contendientes y reconciliación desinteresada de impulsos<br />
opuestos, resultó muy atractivo para intelectuales escépticos y liberales, desorientados por los<br />
dogmas antitéticos de <strong>la</strong> Guerra Fría. Leer poesía al estilo de <strong>la</strong> Nueva Crítica significaba no<br />
comprometerse con nada ni con nadie. La poesía únicamente enseñaba "desinterés", un rechazo<br />
sereno, especu<strong>la</strong>tivo, impecablemente imparcial de cualquier cosa considerada en particu<strong>la</strong>r.<br />
Impulsaba menos a oponerse al macartismo o a promover los derechos civiles que a sufrir esas<br />
presiones como algo meramente parcial, que sin duda encontraban equilibrio armonioso en otra<br />
parte del mundo, entre opositores que se complementan entre sí. O sea que era una receta favorable<br />
a <strong>la</strong> inercia política y, por lo tanto, a <strong>la</strong> sumisión al statu quo. Por supuesto, este benigno pluralismo<br />
tenía límites. Un poema, en pa<strong>la</strong>bras de Cleanth Brooks, era "unificación de actitudes dentro de una<br />
jerarquía subordinada a una actitud 'total' y rectora". 28 El pluralismo podía pasar, siempre y cuando<br />
no vio<strong>la</strong>se el orden jerárquico; se podían saborear p<strong>la</strong>centeramente <strong>la</strong>s variadas contingencias de <strong>la</strong><br />
textura del poema, pero a condición de que su estructura rectora permaneciese intacta. Se toleraba<br />
<strong>la</strong> oposición si al fin y a <strong>la</strong> postre se fusionaba con <strong>la</strong> armonía. Los límites de <strong>la</strong> Nueva Crítica<br />
coincidían esencialmente con los de <strong>la</strong> democracia liberal: un poema, escribió John Crowe Ransom,<br />
era, "por así decirlo, como el Estado democrático, el cual realiza los fines del Estado sin sacrificar el<br />
carácter personal de sus ciudadanos". 29 Sería interesante saber que habrían opinado los esc<strong>la</strong>vos<br />
sureños sobre tales asertos.<br />
Quizá ya haya notado el lector que <strong>la</strong> "literatura", en <strong>la</strong> obra de los críticos que discutí un<br />
poco más arriba imperceptiblemente se fue deslizando hacia <strong>la</strong> poesía. Los partidarios de <strong>la</strong> Nueva<br />
Crítica, junto con I. A. Richards, se interesan casi exclusivamente en poemas. T S. Eliot se extiende<br />
hacia el drama pero no llega a <strong>la</strong> nove<strong>la</strong>. F. R. Leavis se ocupa de <strong>la</strong> nove<strong>la</strong> pero <strong>la</strong> examina bajo el<br />
rubro de "poema dramático", o sea como cualquier cosa pero no como nove<strong>la</strong>. A decir verdad, <strong>la</strong><br />
mayor parte de <strong>la</strong>s teorías <strong>literaria</strong>s colocan inconscientemente en ―primera línea‖ algún género<br />
literario en particu<strong>la</strong>r del cual derivan sus opiniones de carácter general. No carecería de interés<br />
seguir <strong>la</strong>s huel<strong>la</strong>s de este proceso a través de <strong>la</strong> historia de <strong>la</strong> teoría <strong>literaria</strong>, identificando <strong>la</strong>s<br />
formas <strong>literaria</strong>s particu<strong>la</strong>res que se adoptaron como paradigma. En el caso de <strong>la</strong> teoría <strong>literaria</strong><br />
moderna el cambio en dirección de <strong>la</strong> poesía es particu<strong>la</strong>rmente significativo, pues entre todos los<br />
géneros literarios es el que parece más herméticamente ajeno a <strong>la</strong> historia, aquel donde <strong>la</strong><br />
"sensibilidad" entra en juego en su forma más pura, menos viciada socialmente. Sería difícil<br />
considerar Tristram Shandy o La guerra y <strong>la</strong> paz como estructuras firmemente organizadas de ambivalencia<br />
simbólica. Empero, aun dentro de <strong>la</strong> poesía, los críticos a quienes acabo de mencionar<br />
parecen notablemente desinteresados en lo que con cierta simplificación podría denominarse<br />
"pensamiento". La crítica de Eliot manifiesta una extraordinaria falta de interés en lo que <strong>la</strong>s obras<br />
<strong>literaria</strong>s en realidad dicen; su atención se reduce, casi totalmente, a <strong>la</strong>s cualidades del lenguaje, a los<br />
estilos del sentimiento, a <strong>la</strong>s re<strong>la</strong>ciones entre <strong>la</strong> imagen y <strong>la</strong> experiencia. Para Eliot se califica de<br />
"clásica" <strong>la</strong> obra que nace de una estructura de creencias compartidas, si bien en qué consistan esas<br />
creencias es menos importante que el hecho de que sean compartidas. Para Richards el ocuparse de<br />
creencias constituye sin duda un obstáculo para <strong>la</strong> apreciación <strong>literaria</strong>, <strong>la</strong> fuerte emoción que se<br />
experimenta al leer un poema puede sentirse como si fuera una creencia, pero no pasa de ser otra<br />
pseudocondición. Sólo Leavis se libera de este formalismo al opinar que <strong>la</strong> unidad formal compleja<br />
de una obra y su "reverente apertura ante <strong>la</strong> vida", son facetas de un mismo proceso. En <strong>la</strong> práctica,<br />
sin embargo, su obra tiende a establecer una división entre crítica "formal" de <strong>la</strong> poesía y crítica<br />
"moral" de <strong>la</strong> nove<strong>la</strong>.<br />
Dije que el crítico inglés William Empson queda a veces incluido dentro de <strong>la</strong> Nueva Crítica,<br />
pero resulta mucho más interesante leerlo como opositor impenitente de sus doctrinas. Empson<br />
parece pertenecer a <strong>la</strong>s fi<strong>la</strong>s de <strong>la</strong> Nueva Crítica debido a su estilo de análisis exhaustivo, al<br />
pasmoso y desenvuelto ingenio con que desentraña aun los más finos matices del significado<br />
28 The Well Wrought Urn (Londres, 1949), p. 189.<br />
29 The New Criticism (Norfolk, Conn., 1941), p. 54.<br />
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