Una introducción a la teorÃa literaria - Exordio
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de un enfoque crítico convencional. El escribir, como cualquier otro proceso del lenguaje, opera recurriendo<br />
a <strong>la</strong> diferencia, pero debe recordarse que <strong>la</strong> diferencia no es un concepto en sí misma, no es<br />
algo que pueda pensarse. Un texto puede "mostrarnos" algo sobre <strong>la</strong> naturaleza del significado y de<br />
<strong>la</strong> significación que no puede formu<strong>la</strong>r como proposición. Según Derrida, todo lenguaje despliega<br />
este "excedente" que se hal<strong>la</strong> encima del significado exacto, y amenaza siempre con extralimitarse e<br />
ir más allá del significado que se propone encerrar. Es en el discurso "literario" donde esto resulta<br />
más evidente, pero también se presenta en cualquier otro tipo de escritura. La desconstrucción<br />
rechaza —como cualquier otra distinción absoluta— <strong>la</strong> oposición literario/no literario. Entonces, <strong>la</strong><br />
aparición del concepto de escribir encierra un reto a <strong>la</strong> idea misma de estructura. La estructura<br />
siempre supone <strong>la</strong> existencia de un centro, de un principio fijo, de una jerarquía de significados y de<br />
una base firme, ideas que ponen en te<strong>la</strong> de juicio el interminable diferenciar y posponer que se<br />
observan en el acto de escribir. Dicho en otra forma, hemos pasado de <strong>la</strong> era del estructuralismo al<br />
reino del postestructuralismo, un estilo de pensamiento que abarca <strong>la</strong>s operaciones<br />
desconstructivas de Derrida, <strong>la</strong> obra del historiador francés Michel Foucault, los escritos del<br />
psicoanalista francés Jacques Lacan y de Julia Kristeva (filósofa y crítica feminista). En este libro no<br />
he discutido explícitamente <strong>la</strong> obra de Foucault, pero como su influencia es omnipresente, hubiera<br />
sido imposible sin el<strong>la</strong> <strong>la</strong> conclusión a <strong>la</strong> que llego.<br />
<strong>Una</strong> forma de hacer una gráfica de ese desarrollo podría consistir en una rápida mirada a <strong>la</strong><br />
obra del crítico francés Ro<strong>la</strong>nd Barthes. En sus primeros trabajos, tales como Mythologies (1957), Sur<br />
Racine (1963), Elements of Semiology (1964) y Système de <strong>la</strong> mode (1967), Barthes es un estructuralista<br />
conservador, analiza el significado de sistemas re<strong>la</strong>cionados con <strong>la</strong> moda, el strip tease, <strong>la</strong> tragedia<br />
raciniana y el bisté con papas fritas, todo ello con brío y naturalidad. En un importante ensayo<br />
publicado en 1966, "Introduction to the Structural Analysis of Narrative", sigue <strong>la</strong> modalidad de<br />
Jakobson y de Lévi-Strauss, y divide <strong>la</strong> estructura narrativa en unidades distintas, funciones e<br />
"índices" (indicadores de <strong>la</strong> psicología del carácter, del "ambiente", etc ). Aun cuando esas unidades<br />
formen una secuencia en el re<strong>la</strong>to propiamente dicho, <strong>la</strong> tarea del crítico consiste en subsumir<strong>la</strong>s en<br />
un marco atemporal de explicación. Aun en esta etapa re<strong>la</strong>tivamente reciente, el estructuralismo de<br />
Barthes aparece temp<strong>la</strong>do por otras teorías -atisbos fenomenológicos en Michelet par lui même (1954),<br />
de psicoanálisis en Sur Racine- y determinado, ante todo, por su estilo literario. El estilo de <strong>la</strong> prosa<br />
de Barthes —chic, juguetón, neologístico- representa una especie de "exceso" en el escribir por<br />
encima del rigorismo de <strong>la</strong> investigación estructuralista: es una zona de <strong>la</strong> libertad donde puede<br />
juguetear parcialmente liberado de <strong>la</strong> tiranía del significado. Su libro Sade, Fourier, Loyo<strong>la</strong> (1971) es<br />
una combinación interesante del antiguo estructuralismo y del juego erótico posterior, y ve en los<br />
escritos de Sade una permutación sistemática incesante de situaciones eróticas.<br />
De principio a fin el lenguaje es el tema que estudia Barthes, en particu<strong>la</strong>r el atisbo de<br />
Saussure acerca de que el signo es siempre un convencionalismo histórico y cultural. Para Barthes,<br />
signo "saludable" es el que l<strong>la</strong>ma <strong>la</strong> atención sobre su propia arbitrariedad, que no quiere hacerse<br />
pasar por "natural" sino que, en el preciso momento de transmitir un significado, comunica también<br />
algo de su propia condición re<strong>la</strong>tiva, artificial. Detrás de este criterio existe un impulso político: los<br />
signos que se presentan como naturales, que se ofrecen como <strong>la</strong> única manera concebible de ver el<br />
mundo son por eso mismo autoritarios e ideológicos. <strong>Una</strong> de <strong>la</strong>s funciones de <strong>la</strong> ideología consiste<br />
en ―naturalizar‖ <strong>la</strong> realidad social, hacer<strong>la</strong> aparecer tan inocente e invariable como <strong>la</strong> Naturaleza<br />
misma. La ideología busca convertir <strong>la</strong> cultura en Naturaleza, y el signo "natural" es una de sus<br />
armas. Saludar <strong>la</strong> bandera o estar de acuerdo en que <strong>la</strong> democracia occidental representa el<br />
verdadero significado del término "libertad", se convierten en <strong>la</strong>s respuestas más obvias y<br />
espontáneas que pueda uno imaginar. En este sentido, <strong>la</strong> ideología es una especie de mitología<br />
contemporánea, un campo que se ha purificado de toda ambigüedad, de toda posible alternativa.<br />
Según Barthes, existe una ideología <strong>literaria</strong> que corresponde a dicha "actitud natural": el<br />
realismo. La literatura realista tiende a ocultar lo socialmente re<strong>la</strong>tivo o naturaleza construida del<br />
lenguaje: coadyuva a confirmar el prejuicio acerca de que existe una forma "ordinaria" de lenguaje<br />
que en alguna forma es natural. Este lenguaje natural nos ofrece <strong>la</strong> realidad "como es": no <strong>la</strong><br />
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