Una introducción a la teorÃa literaria - Exordio
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más impresionantes que <strong>la</strong> muerte Negra o el ghetto de Varsovia. Es un hecho que durante el<br />
período romántico el término descriptivo ―prosaico‖(escrito en prosa) comenzó a adquirir <strong>la</strong><br />
acepción negativa de ―prosaico‖ como sinónimo de insulso, vulgar, carente de inspiración. Si se<br />
siente que lo que no existe es más atractivo que lo que sí existe, y que <strong>la</strong> poesía o <strong>la</strong> imaginación<br />
gozan de privilegios de los cuales carecen <strong>la</strong> prosa o el ―hecho escueto‖, es razonable suponer que<br />
ese punto de vista dice cosas significativas acerca de <strong>la</strong> c<strong>la</strong>se de sociedad en que vivían los<br />
románticos.<br />
El período histórico del cual venimos hab<strong>la</strong>ndo es revolucionario: en Norteamérica y en<br />
Francia <strong>la</strong> insurrección de <strong>la</strong> c<strong>la</strong>se media derroca viejos regímenes coloniales o feudales; pero<br />
Ing<strong>la</strong>terra llega al despegue económico, gracias, según se dice, a <strong>la</strong>s enormes utilidades que obtuvo<br />
durante el siglo XVIII con el mercado de esc<strong>la</strong>vos y el control imperial de los mares, <strong>la</strong>s cuales<br />
acabaron por convertir<strong>la</strong> en <strong>la</strong> primera nación industrial capitalista del mundo. Ahora bien, <strong>la</strong>s<br />
esperanzas visionarias y <strong>la</strong>s energías dinámicas que brotaron de esas revoluciones —energías que<br />
toman vida en los escritos de los románticos— se enfrentaron a <strong>la</strong>s contradicciones potencialmente<br />
trágicas de <strong>la</strong> dura realidad encarnada en los nuevos regímenes burgueses. En Ing<strong>la</strong>terra <strong>la</strong> crasa<br />
ramplonería del utilitarismo pronto se convierte en <strong>la</strong> ideología dominante de los industriales de<br />
c<strong>la</strong>se media hace fetiches de los hechos, reduce <strong>la</strong>s re<strong>la</strong>ciones humanas a lo cotizable en <strong>la</strong> bolsa y<br />
relega el arte a <strong>la</strong> categoría de ornamento inútil. Las disciplinas encallecidas de los primeros<br />
tiempos del capitalismo industrial asue<strong>la</strong>n comunidades enteras, convierten <strong>la</strong> vida humana en<br />
esc<strong>la</strong>vitud al servicio de un sa<strong>la</strong>rio, imponen por <strong>la</strong> fuerza a <strong>la</strong> recientemente formada c<strong>la</strong>se<br />
trabajadora un enajenante proceso <strong>la</strong>boral, y no entienden absolutamente nada que no pueda<br />
transformarse en mercadería. Como los trabajadores responden a <strong>la</strong> opresión con belicosas<br />
protestas y como los perturbadores recuerdos de <strong>la</strong> Revolución que estalló al otro <strong>la</strong>do del Canal de<br />
<strong>la</strong> Mancha siguen amedrentando a <strong>la</strong> c<strong>la</strong>se gobernante, el Estado inglés reacciona con brutales actos<br />
represivos que convierten a Ing<strong>la</strong>terra, durante una parte del período romántico en un verdadero<br />
estado-policía. 1<br />
En presencia de esas fuerzas, bien pueden considerarse como algo muy por encima del<br />
escapismo inane los privilegios que los románticos concedieron a <strong>la</strong> ―imaginación creadora‖. La<br />
―literatura‖ aparece entonces como uno de los escasos enc<strong>la</strong>ves en que los valores creativos<br />
olvidados en <strong>la</strong> sociedad inglesa por el capitalismo industrial pueden celebrarse y reafirmarse. La<br />
―imaginación creadora‖ puede presentarse como imagen de <strong>la</strong> c<strong>la</strong>se trabajadora no enajenada. El<br />
alcance intuitivo y trascendente de <strong>la</strong> mente poética puede proporcionar una crítica vigente de <strong>la</strong>s<br />
ideologías racionalistas o empíricas esc<strong>la</strong>vizadas a los ―hechos‖. La obra <strong>literaria</strong> llega a ser<br />
considerada como una misteriosa unidad orgánica, en contraste con el individualismo fragmentado<br />
del mercado capitalista. Es espontánea, no racionalmente calcu<strong>la</strong>da, es creadora, no mecánica. El<br />
término ―poesía‖, por lo tanto, ya no se refiere sencil<strong>la</strong>mente a un modo técnico de escribir: tiene<br />
profundos nexos sociales, políticos y filosóficos, al escuchar sus cadencias <strong>la</strong> c<strong>la</strong>se dirigente bien<br />
puede —literalmente— echar mano a <strong>la</strong>s armas. La literatura se convirtió en otra ideología, e<br />
incluso <strong>la</strong> ―imaginación‖, como sucedió en el caso de B<strong>la</strong>ke y Shelley, se transformó en fuerza<br />
política. Su misión consistía en transformar <strong>la</strong> sociedad en nombre de los valores y energías que<br />
encarnan en el arte. La mayor parte de los poetas románticos militaron en <strong>la</strong> política, pues en vez de<br />
conflicto vieron continuidad entre su compromiso con <strong>la</strong> literatura y su compromiso con <strong>la</strong><br />
sociedad.<br />
Con todo, ya se comienza a advertir en el seno de ese radicalismo literario, otro énfasis que<br />
para nosotros resulta más familiar: <strong>la</strong> insistencia en <strong>la</strong> soberanía y en <strong>la</strong> autonomía de <strong>la</strong><br />
imaginación, en su espléndido alejamiento de cuestiones exclusivamente prosaicas tales como<br />
alimentar a <strong>la</strong> propia prole o luchar por <strong>la</strong> justicia social. Si <strong>la</strong> naturaleza trascendental de <strong>la</strong><br />
imaginación ofreciera un reto al racionalismo anémico, también ofrecería al escritor una alternativa<br />
reconfortante y absoluta frente a <strong>la</strong> historia. A decir verdad, ese apartamiento de <strong>la</strong> historia, refleja<br />
<strong>la</strong> verdadera situación del escritor romántico. El arte principio, a convertirse en una mercadería<br />
1 Véase E. P. Thompson, The Making of the English Working C<strong>la</strong>ss (Londres, 1963), y E. J. Hobsbawm, The Age of Revolution<br />
(Londres, 1977).<br />
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